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Moral- El arte de vivir

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Peña con el sacerdote Juan Luis Lorda.

4 de ?

Néstor: ¿En qué consiste la vida moral?
Lorda:
Casi toda nuestra vida moral consiste en desarrollar libremente unas capacidades que nos hemos encontrado puestas cuando vinimos al mundo. Estas capacidades tienen sus leyes propias, aunque a veces no las conozcamos. Nuestra inteligencia, por ejemplo, tiene un modo propio de intuir y de razonar que no hemos inventado nosotros, nuestra voluntad también tiene sus leyes y lo mismo sucede con las demás capacidades.

No está de nuestra mano (inventar) como funciona: no podemos inventar como es la libertad, el amor, la amistad y la felicidad. Podemos a veces elegirlos y desarrollarlos libremente, pero no inventarlos. Podemos querer tener buenos amigos, pero no podemos decidir en qué consiste la amistad. Podemos desear ser felices e intentarlo de 80 maneras, pero no podemos inventar la felicidad. El que seamos felices dependerá de que acertemos a vivir de acuerdo con las leyes que tiene la felicidad humana.

Por eso la moral no depende de los gustos de cada uno. No es algo que cada uno pueda crear según lo apetece. No es una cuestión de opiniones. No da lo mismo comportarse de un modo o de otro. Puede suceder que, en algún caso, no sepamos con seguridad cual es la conducta que conviene.

Néstor ¿Hay modo de orientarse sobre lo que es bueno o malo?
Lorda:
La naturaleza responde bien a lo que le conviene y responde mal a lo que no le conviene. Es lógico y puede servir para detectar lo que es bueno y lo que es malo. El que come un alimento que no le conviene, lo notará, incluso lo podremos percibir externamente: veremos su mala cara, sus espasmos. Las equivocaciones o los aciertos en el plano físico se notan corporalmente: Nos sentimos mal o bien según el alimento sea apropiado o no.

En el campo de la moral es un poco distinto. Los errores y los aciertos en el uso de la libertad no se pueden sentir físicamente, pero se perciben de alguna manera. Por eso decimos que uno se siente bien cuando obra bien y se siente mal cuando obra mal. No es un acierto muy preciso, porque la actividad humana es muy compleja pero sirve de indicio. El obrar bien deja siempre una huella de felicidad, mientras que el obrar mal deja un rastro de insatisfacción y disgusto.

Néstor ¿Cómo educar moralmente a los más jóvenes?
Lorda:
es evidente que esto supone una idea muy alta de lo que es el hombre. Supone también creer que hay un modo de vivir digno del hombre, y que educar consiste en ayudar al niño para que ame ese modo de vivir y adquiera las costumbres que le permitan comportarse así.

A vece nuestra civilización duda de esto. No está segura de que haya un modo de vivir moral, digno del hombre. Y por eso no sabe educar: sabe instruir, es decir, informar al niño sobre muchas cuestiones: sabe informarle sobre las órbitas de los planetas, la función clorofílica o la Revolución Francesa. Pero no sabe decirle que es lo que debe hacer con su vida.

Sigue siendo verdad que hay acciones bellas y nobles, y acciones feas e innobles. Las primeras confirman que existe la dignidad humana y las segundas también, porque, si podemos decir que algo es innoble e indigno de un hombre, es precisamente porque tenemos alguna idea de lo que es noble y digno. Y esto nos lleva a una conclusión: si existe un modo de vivir digno del hombre, vale la pena hacer todo lo posible para encontrarlo. Sería una pena dejar transcurrir la vida y haberse enterado de lo más importante, aunque no sea fácil.

Continuaremos.

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