Madrid.- Un millón de inmigrantes -de los 4,6 millones que hay en España- estarán desempleados cuando acabe este año, a pesar de que la destrucción de empleo a causa de la crisis ha sido mayor entre la población autóctona.
Esta es una de las conclusiones del "Anuario de la Inmigración en España 2009", elaborado por los profesores Eliseo Aja, Joaquín Arango y Josep Oliver, que fue presentado hoy en Madrid.
La secretaria de Estado española de Inmigración y Emigración, Consuelo Rumí, reconoció que la entrada de inmigrantes en España se ha ralentizado, de tal forma que en los nueve primeros meses del año sólo llegaron 10.000 personas de forma legal.
En comparación con otros años, que llegaron 150.000 o 280.000, esa cifra "pone de manifiesto que los instrumentos están funcionando", dijo.
Además, estas cifras ponen también de relieve, según Rumí, que las llegadas de extranjeros están ajustadas a las demandas del mercado laboral.
El profesor Joaquín Arango, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, explicó que la alta tasa de desempleo de los inmigrantes (un 28 por ciento) no se debe tanto a la destrucción de empleo como a la llegada de flujos cuantiosos durante 2008, a pesar de que la crisis ya estaba afectando a España.
En este sentido, el Anuario constata que las repercusiones de la crisis sobre la inmigración no adquirieron "plena carta de naturaleza" hasta bien entrada la segunda mitad de 2008 y no alcanzaron su máxima intensidad hasta el primer trimestre de 2009.
El profesor Josep Oliver, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona, aseguró que el ajuste del mercado de trabajo de la inmigración se puede dar por concluido", aunque aún habrá algunos meses con pérdidas de empleo.
La crisis no puede hacernos olvidar, según Oliver, que "el agujero demográfico del país continúa", por lo que "en los próximos años la inmigración volverá a ser efectiva".
Otros impactos sociales de la crisis sobre la inmigración son los derivados de las "graves dificultades" que tienen los inmigrantes para hacer frente al pago de sus hipotecas.
Esto supone, según el profesor Arango, un "auténtico retroceso" en las pautas de progreso residencial que venían experimentando.
Uno de los pronósticos que "afortunadamente" no se han cumplido, es aquél que apuntaba a que la crisis iba a conllevar fuertes presiones sociales y reacciones xenófobas, dijo Arango, quien valoró la "cordura" y la "solidaridad" de la sociedad española.
El Anuario pone de relieve que tampoco se ha cumplido la previsión de que las políticas de inmigración iban a experimentar un giro restrictivo a causa de la actual coyuntura económica.