Mientras se vive y sufre el drama que afecta al pueblo haitiano, se entierran los muertos y cada quien se propone ayudar de la manera que pueda, un mensaje circula por Internet titulado “Terremotos”, y ojalá su contenido pudiera ser conocido por las mayorías, por lo que puede aportar acerca del comportamiento a seguir en caso de temblores de tierra como el que acaba de vivir la hermana nación.
¿Acaso no estamos ubicados geográficamente en zonas donde pueden ocurrir estos temibles eventos?
Entonces, mejor aprendamos todo lo posible al respecto.
El mensaje lo envía un señor que asegura nombrarse Doug Copp, quien confiesa haber participado como miembro de brigadas de rescates en salvamentos de personas afectadas por construcciones colapsadas en más de 60 países.
Copp llama la atención sobre el denominado “Triángulo de la vida”, considerado, según su criterio, como el espacio que queda entre un objeto que ha sido aplastado por el peso de los techos o el derrumbe de una pared durante un temblor de tierra.
Aconseja que en caso de encontrarse ante un evento de esta envergadura, la persona no debe correr a alcanzar las escaleras de su edificio, ni pararse al lado de una pared, o cerca de una puerta o ventana; lo recomendable es que asuma una posición fetal y se acoteje justo al lado del objeto donde se halle en ese momento, que puede ser la cama, un sofá, escaparate, etc.
El hecho de que exista esa especie de “vacío justo” al lado de los objetos, mueve al denominado Coop a advertir que sería el sitio mejor protegido hasta que pasen los momentos más difíciles del temblor, lo cual proporcionaría mayores posibilidades de preservar vidas humanas.
De igual manera, aconseja a quienes vayan en automóviles, no mantenerse dentro de ellos, sino ubicarse a un lado, lejos de árboles, postes eléctricos, etc.
Lo principal, como han recomendado especialistas en el tema, es no perder el dominio de sí mismos y no permitirse caer en pánicos colectivos, que sólo redundarían en agudizar el peligro.
Todo consejo es válido, sobre todo cuando vivimos a pocas horas del gran sufrimiento que pesa sobre el hermano pueblo haitiano y que, sin duda, se aloja en todos los corazones.