Quienes ejercemos el oficio del Periodismo sabemos que hay que aprender mucho, sobre todo acerca de cómo decir verdades: algo así como actúan los jueces, quienes escuchan las versiones que dan unas y otras partes, para finalmente, ser lo más certeros y objetivos posibles.
Esto viene a cuento de las afirmaciones publicadas en el diario ABC de Madrid, donde se desacredita a la República Dominicana en su labor de apoyo al pueblo haitiano, y se plantea que el Gobierno cerró “la frontera para evitar el cruce de ayuda hacia Haití y prevenir que haitianos desesperados intenten cruzar en estampida”.
Si bien el embajador dominicano en España, César Medina, se pronunció con fuerza e inmediatez y defendió la postura de la nación dominicana en la pronta ayuda a Haití, la realidad es que cuando se observan las acciones llevadas a cabo por el Gobierno y pueblo dominicano no se pueden elevar tan injustas conjeturas.
Pueden existir, y de hecho la prensa nacional ataca y denuncia cualquier actitud individual de maltrato inhumano y vergonzoso contra quienes viven momentos extremadamente duros e inolvidables; pero tampoco se pueden erigir injurias que opaquen el sentimiento mayor con que actúa la República Dominicana en estos momentos.
Si se fuera a redactar un reportaje integral sobre las actuales realidades, habría que citar a las Naciones Unidas, cuyos representantes en el devastado Puerto Príncipe no cesan de advertir que este territorio pueda convertirse en escenario de violencia y delincuencia.
El temor a la ola de inmigrantes, debido a la desesperante realidad, se refleja en las declaraciones de la portavoz de la Guardia Costera estadounidense, Marilyn Fajardo, quien lo denominó ante AFP: “…tema de permanente análisis”, ya que: “por la grave situación hay un riesgo mayor de una crisis de inmigrantes desde Haití”.
De todos modos, si algo está claro, según la portavoz, es que el gobierno de Estados Unidos repatriará a los haitianos que intenten viajar sin autorización.
Por la proximidad, más que geográfica, de inherentes sentimientos afines, dominicanas y dominicanos han respondido con todas sus capacidades posibles desde los momentos críticos primeros y continúa haciéndolo sin descanso en los actuales.