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Haití, Preval y los norteamericanos

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La lectura de las declaraciones del presidente René García Preval a la pregunta sobre cuál era su postura frente al control militar estadounidense en Haití, no deja ninguna duda de que este hombre sigue firme en la creencia de que su nación constituye un enfermo en estado critico y cualquier medicina debe ser recibida y aceptada, talvez no para su cura; sino para seguir sobreviviendo.

Al preguntársele sobre la presencia norteamericana, el señor García Preval, sabía que no se estaban refiriendo a la presencia solidaria, la misma que se acepta hasta de los mas acérrimos enemigos; sino de una fuerza que no viene a dar asistencia médica, rescatar accidentados, distribuir alimentos, construir hospitales, rehacer las vías de comunicación, entre otras acciones de socorro y reconstrucción; sino de un cuerpo de ocupación de un país que tiene tradición de agresiones a naciones débiles, jamás a países poderosos.

El presidente René Preval se reafirma como títere de los norteamericanos y de otras naciones dominantes, cuando dijo que, “… descarta cualquier polémica por el despliegue de 10.000 marines estadounidenses en su país. "No tenemos ningún problema ideológico para recibir la ayuda de los que tienen la capacidad y quieren ayudarnos".

Esas declaraciones del presidente García se producen mientras cientos de haitianos observan desde los alrededores del Palacio Presidencial la toma del mismo por helicópteros norteamericanos y vociferan a los invasores que se vayan a su casa y que no ofendan su débil soberanía.

Para los que han logrado readecuar su mentalidad e ideología a la nueva forma de dominación de estos pueblos, la acción de los estadounidenses puede resultar algo gracioso y solidario, pero resulta que esas actitudes no forman parte de las normas más elementales del Derecho Internacional Público y los diversos tratados sobre las relaciones entre los Estados. Estados Unidos tiene diversas vías para ayudar en la reconstrucción de Haití sin recurrir al uso de la prepotencia y la arrogancia militar. Los países que integran la Misión de la ONU pueden prestar las fuerzas militares que sean necesarias para desarrollar operaciones de seguridad y socorro.

La toma del control militar por parte de los norteamericanos sigue evidenciando el afán de los dueños de una parte del mundo por controlar territorios vitales para sus planes de agresión a naciones progresistas como Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador y otras, las cuales rechazan el dominio imperial en el Continente Americano.

Las acciones de los amigos del norte en Haití deben constituirse en una alerta para los patriotas y revolucionarios dominicanos y de otras latitudes, pues si actúan de esa forma contra una nación en vía de extinción, será su accionar frente a pueblos que han dado muestras de que no tolerar humillaciones y cercenamiento de su soberanía.

La gran lección va para los dominicanos, los cuales debemos entender que la ocupación haitiana sigue siendo un peligro para el mantenimiento de la débil soberanía nacional y que independientemente de que se diga, que estamos en otros tiempos, tenemos el deber moral, histórico y político de prepararnos para resistir una ocupación total de la isla, esto en la versión directa, pues nadie discute el hecho de que nos tienen ocupados por vía de títeres y fantoches nacionales y extranjeros, pero de todas formas , considero que la lucha política de los dominicanos debe incluir como elemento programático, la salida de tropas norteamericanas de la Isla de Santo Domingo.

El autor es Abogado y Profesor UASD.

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