El haitiano Lulú Do Diniot hoy da gracias a Dios por haber sido uno de los sobrevientas del devastador terremoto ocurrido en Haití al caer la tarde del 12 de este mes, donde este sábado se habían encontrado bajo los escombros más de 111 mil cadáveres y que, según los expertos, la cifra final de 200 mil fallecidos, un numero indeterminados de heridos y con más de medio millón de dignificados.
Lulú aun sueña con las fuertes vibraciones del terremoto donde perdió a sus padres y a un primo con el que estaba junto cuando fueron sorprendidos por el fenómeno natural que siempre encuentra desprevenidos a los seres humanos, ya que la ciencia aun no permite detectarlo a tiempo.
Llegó a la casa de acogida gestionada por el merenguero Rubby Pérez a recuperarse, luego de habérsele amputado la pierda derecha en el hospital Darío Contreras, donde llegó inconsciente.
“Muy bien, muy bien”, responde el haitiano de 29 años, a través de un médico haitiano que a la vez suele servirle de traductor del creole al español.
Lulú, como cientos de miles de su compatriota sobrevivientes de la tragedia, aunque agradecido de estar vivo, no puede evitar los momentos de tristeza y angustias que le llegan. El sabe que esa sincera ayuda que le brindan en la casa que lo alberga tiene límites, y que tarde o temprano tendrá que abandonarla para regresar a Haití, donde no le queda más nada que un hermano que llegó grave y que también es atendido en un hospital de la capital dominicana.
Antes del desastre, Lulú era quien desde muy temprano en la mañana se levantaba a recorrer las calles de Puerto Príncipe en busca del pan para sustentar a sus padres y hermano. De repente el terremoto llegó y le quito todo, milagrosamente le quedó la vida. No tiene padre, ni madre; tampoco amigos, ya que no sabe a dónde buscar los que tenía, no sabe si están vivos o muertos, ya que como es sabido la capital de Haití quedó destruida.
Luis Ángeles es el coordinador de las ayudas que llegan a la casa de acogida de los pacientes que son despachad del hospital Darío Contreras, luego de pasar el periodo crítico. La vivienda está ubicada en el sector Arma Rosa Segunda, a pocas cuadras del centro de salud.
La vivienda cuenta con cuatro habitaciones, las cuales, debido a la situación, donde se ha tenido que habilitar cuatro y cinco camas en cada una de ellas. Además de albergue, la casa sirve de centro de acopio de ayudas, muchas de las cuales son redistribuidas a otros hospitales, donde siguen llegando haitianos en situación crítica.
“Estamos todos trabajando por la causa que requieren, actualmente, nuestros hermanos haitianos”, explica el señor Ángeles.
Actualmente la casa alberga a 21 personas, con un personal de asistencia que van desde médicos y psicólogos. En caso de que alguno de los pacientes se le agrava la salud, se le lleva a centro de salud más cercano, y luego se regresa al albergue.
El lugar, además del personal de asistencia a los dolidos, cuenta con guardias de seguridad que vigilan porque opere en orden. De igual forma, la casa de acogida cuenta con una serie de medidas de disciplinas pegadas en las paredes y que le indica el comportamiento que deben mantener tanto los heridos en convalecencia como las personas que van a visitarlo.
En los carteles, escritos en español, creole e inglés, se indica desde la hora de visitas, el tono de voz, hasta mensaje de agradecimiento y oraciones.