Santiago.- El tráfico de niños haitianos ha aumentado significativamente hasta la provincia de Santiago y otras del Cibao, después del terremoto del 12 de enero que afectó a Puerto Príncipes y localidades vecinas de Haití, con un saldo preliminar de más de 150 mil muertos, numerosos heridos y una cantidad indeterminada de desaparecidos.
La Comisión de los Derechos Humanos, la Federación de Trabajadores de la Construcción, el Bloque de Organizaciones Comunitarias y el ex director de Migración en la zona Norte, en declaraciones por separado alertaron hoy al Gobierno dominicano que preste atención a esta situación, porque se está convirtiendo en un detonante que en el futuro inmediato se puede convertir en un grave peligro de soberanía para el país.
El ex responsable de Migración en la zona Norte, Sabás Burgos, declaró que bandas que operan en Haití en contubernio con dominicanos, se están aprovechando de la confusión imperante en el vecino país, luego del sismo que lo afectó para traficar con personas, particularmente con niños.
El ex funcionario migratorio aseguró que el negocio está bien estructurado y lamentó que las autoridades de Migración se estén haciendo de la vista gorda.
“Con el cuento de que son niños huérfanos fácilmente esas bandas que todo el mundo sabe quienes las dirigen en Haití, pueden traer al país entre 150 y 200 mil niños y luego aprovechándose de la debilidad del Gobierno dominicano presionar para que se le expida actas de nacimiento, bajo el pretexto de que nacieron aquí”, denunció Burgos.
También se quejó porque el Gobierno con su desenfrenada intención de hacer ver al mundo que es solidario, se ha echado la tragedia haitiana encima y ha descuidado la pobreza extrema que afecta a este país.
“En las comunidades nuestras cerca de la frontera, sobre todo en el sur del país, hay gente más pobre y ahora están pasando más hambre que las que fueron afectadas por el temblor de tierra en Haití”, enfatizó.
Indicó que esos dominicanos hambrientos ven con estupor y tristeza, pasar por el frente de sus casas camiones, patanas y otros tipos de vehículos llenos de alimentos, medicinas, ropas y otras herramientas, mientras ellos sufren desde hace mucho tiempo esas mismas necesidades y el Estado dominicano nunca los ha socorrido.
De su lado, el presidente de la Comisión de los Derechos Humanos en la zona Norte, Dionisio Jérez, dijo que el tráfico de menores haitianos hasta este país, particularmente a Santiago y otras provincias de la región, ha aumentado en forma alarmante después del terremoto, aunque reconoció que esas redes operan desde hace tiempo en los dos países.
El activista de derechos humanos aseguró que nadie puede negar que en Haití existe una red de delincuentes que se dedica a robar y reclutar niños para traficarlos otros países, principalmente a República Dominicana.
“Creo que es tiempo de que el Gobierno dominicano comience a proteger su frontera, vamos a ayudar a nuestros hermanos haitianos, pero eso no significa que tengamos que sacrificar la soberanía del país”, reflexionó Jérez.
Mientras, el presidente de la Federación de Sindicatos Unidos de Trabajadores de la Construcción en el norte del país, Domingo Rodríguez, proclamó que siempre ha existido tráfico de haitianos, pero que la tasa se ha disparado después del terremoto.
Dijo que es tiempo de que el Gobierno comience a establecer controles serios en la frontera para detener ese trasiego irregular de inmigrantes haitianos que están utilizando la frontera norte para llegar al país, debido a que en la zona sur hay una gran concentración militar, porque es precisamente por donde llegan las ayudas para los afectados del terremoto que afectó a Haití.
El comerciante Luis Fernández dijo que ayer fue testigo de al menos tres autobuses que desmontaron una cantidad no especificada de haitianos indocumentados, la mayoría niños y mujeres.
De inmediato, los inmigrantes fueron distribuidos por otras redes que dirigen en el país haitianos en complicidad con dominicanos en diferentes intercepciones de la ciudad, donde se le observó pidiendo limosnas a conductores y transeúntes, comprobaron periodistas de algunos medios locales.