Primero, era una pregunta que surcaba las líneas internautas y hacía reflexionar: “¿Sufrirá la ayuda internacional la corrupción endémica de Haití?”
Muchas personas se repetían al unísono: Haití y zonas aledañas.
Lamentablemente, “a río revuelto, ganancia de pesadores”, dice el viejo refrán. ¿Qué pescadores? Se cuestionan muchos.
La nota del colega Freddy Matos hace “llover sobre mojado”.
Matos reflexiona acerca de la información ofrecida por la directora ejecutiva del Instituto Nacional de Protección de los Derechos del Consumidor (Proconsumidor), Altagracia Paulino, en torno al encarecimiento de los productos básicos de primera necesidad en la República Dominicana, tras el terremoto que desoló a la nación haitiana el pasado 12 de enero.
De especulaciones y mucho más habla la funcionaria y recuerda lo que es un mal que se ha intensificado año tras año, ahora más, en relación con los costos de la canasta familiar y otros productos imprescindibles. Como si existiese una justa razón para ello, (nada más lejano de la realidad).
Cuando la agencia Reuters publicó el texto relacionado con la ayuda internacional y la corrupción endémica de Haití, señalaba las buenas intenciones de la comunidad internacional.
Pero, no es un secreto que las más de 200.000 víctimas del terremoto del pasado 12 de enero, sufrían una muerte lenta, que alimentaban el hambre, la pobreza y una miseria absoluta.
La estrategia de reconstruir Haití tras el devastador terremoto incluye promesas de ayuda que ya han alcanzado los miles de millones de dólares y algunos confían en que la crisis actual ponga fin al “largo historial de robo estatal”.
Cada día que pasa es una prueba más, no sólo para la sociedad haitiana. Si se teme que una gran parte del dinero donado vaya directamente a los bolsillos de funcionarios estatales corruptos, porque forma parte de lo que ha vivido durante décadas esa nación, ¿qué podrá quedar para dominicanas y dominicanos?
Es muy cierto que ese pueblo merece una vida mejor y más digna, porque es una verdadera vergüenza, no sólo lo que el sismo dejó tras sí, sino la situación que les acompaña desde mucho antes de la catástrofe. Pero, esto se aviene a la situación haitiana y también a la dominicana.