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Cuba trabaja sin descanso en tragedia de Haití

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La medicina se erige como baluarte principal, tras las convulsas sacudidas del terremoto que convirtió a Puerto Príncipe en ruinas el pasado 12 de enero. Entre esos hombres y mujeres de las batas blancas, que deambulan como sombras que resisten el cansancio propio y la inquietud de los sinsabores y peligros, está el personal médico cubano.

Ni hablar de la manera en que los pueblos del Caribe actúan en momentos como estos. Es el caso de las indiscutibles actitudes de solidaridad e incondicional apoyo ofrecidos por la República Dominicana y Cuba ante la realidad haitiana, a un Puerto Príncipe convertido en ruinas.

Estaban desde antes…

Algunas de las noticias inmediatas al terremoto, mencionaron las primeras brigadas de salvamento de varios países latinoamericanos, europeos y asiáticos, que iniciaron su labor entre lomas de escombros, donde se mezclaban restos insepultos de víctimas del sismo y edificaciones desplomadas.

Sin embargo, hubo un equipo de la salud al cual debemos mencionar por justo reconocimiento al sacrificio y la entrega desde los primeros instantes: “…Cuando el terremoto del 12 de enero pasado arrasó con Haití, los médicos cubanos llevaban más de 10 años allí”, publicaba José Steinsleger en La Jornada, de México, en su trabajo titulado: “Haití, Cuba y la ley primera”.

Explica Steinsleger que desde diciembre de 1998, unos 6 mil 94 especialistas de la Mayor de las Antillas habían llevado a cabo 14 millones de consultas, más de 225 mil cirugías, alrededor de 100 mil partos y 47 mil 273 operaciones de la vista.

De los 570 haitianos graduados en Medicina y 541 que aún cursan la carrera en Cuba, una parte de ellos se integró a la inminente labor de salvar vidas y compartir las penurias que intensificó el sismo.
La prensa internacional no ha mencionado como debe, que los primeros en atender a las víctimas del terremoto, junto a los profesionales del Hospital Reubicable de la Fuerza Aérea argentina, fueron enfermeros, técnicos y trabajadores cubanos de la salud que laboraban en Haití.

En los días que corren, delegaciones de diversos estados han comenzado a retirarse. Lo importante sería, como repiten algunos colegas y aseveró el jefe de la misión médica permanente de Cuba en Haití, Carlos Alberto García Domínguez, que este país no quedara en el olvido, abandonado a su propia suerte.

Hasta hace apenas unas horas, un total de 998 cubanos y haitianos prestan asistencia médica en la conmovida tierra haitiana. De ellos, 604 son cubanos y 394, jóvenes haitianos. Según datos estadísticos, este equipo ha atendido 53 mil 402 pacientes. Se han realizado 3 mil 367 intervenciones quirúrgicas y Cuba ha puesto en funcionamiento 16 salones de operaciones con 18 equipos quirúrgicos.

En el puesto de dirección de la brigada, se pueden coordinar contactos con el doctor Héctor Herrera, a través del teléfono 509-38444112.

También la historia…

El problema de Haití repercute y debe tocar al corazón de todas las naciones. Vale la pena repasar las frases de John Donne, en Devotions Upon Emergent Occasions, que dio título a la gran novela de E. Hemingway: “Por quién doblan las campanas”:

“Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntar Por quién doblan las campanas: doblan por ti.”

Quizás algunos desconozcan el porqué del nombre que identifica y enaltece la misión de la Brigada médica "Henry Reeve", la misma que partió hacia Haití desde el aeropuerto internacional "José Martí", en Ciudad de La Habana, el 13 de enero de 2010, a pocas horas del siniestro, cuando una parte de sus integrantes disfrutaban de merecidas vacaciones y sin concluir sus días de descanso viajaron para enfrentar el impresionante drama haitiano, ese que enfrentan hoy, a cada hora de sus existencias.

Henry Reeve, o "El Inglesito", como se le conoció al brigadier norteamericano que murió por la libertad de Cuba, nació en Brooklyn, New York, el 4 de abril de 1850, de padres religiosos y fuertes valores éticos. Se incorporó a la Guerra de los Diez Años cubana, como ordenanza de otro patriota norteamericano, el general de las fuerzas mambisas cubanas, Thomas Jordan.

Reeve fue capturado herido por los españoles, y colocado junto a otros fusilados, abandonado entre los cadáveres por creerlo muerto.

Narran que "El Inglesito Reeve" se sostenía, apenas, a horcajadas sobre su caballo y luchaba amarrado a la bestia, debido a las lesiones que inmovilizaban casi todo su cuerpo. Murió en desigual combate, tras recibir dos graves heridas de balas en el pecho y la ingle, con apenas 26 años de edad, por la causa de la independencia de Cuba.

El nombre de la Brigada Médica cubana es, precisamente, el de este norteamericano hacia quien el pueblo cubano guarda merecido reconocimiento y respeto.

En estos días…

El pasado 3 de febrero, médicos estadounidenses que se graduaron en la Escuela cubana de Medicina (ELAM), fueron a Haití para atender a las víctimas del terremoto junto a colegas cubanos.

A raíz de los trágicos acontecimientos del terremoto en Haití, Cuba autorizó al Ejército estadounidense para usar su espacio aéreo en vuelos que transportaran a las víctimas haitianas y ayudaran a ese su pueblo, decisión que redujo en 90 minutos el tiempo de vuelo hacia Miami.

En estos días, la situación de deterioro y violencia se agudiza para la población haitiana, como incremento de males agravados por quienes explotaron sus suelos y riquezas durante siglos. El presente es consecuencia de tantos lustros de olvidos.

No todas las fuerzas de apoyo se rinden ante el implacable tiempo y la sensación de caos. El contingente cubano continúa su labor. Recientemente, se supo que ocho epidemiólogos y 56 trabajadores de control de vectores, con su equipamiento, arribaron a Haití para realizar labores contra la proliferación de enfermedades, reforzar medidas de control del ambiente, incluidos el agua, los alimentos, la disposición de residuales en sentido general, y las acciones de control vectorial.

El director nacional de Epidemiología de Cuba, Manuel Santín, afirmó que “las enfermedades transmisibles, en lo sucesivo, constituyen el mayor riesgo de las poblaciones, que se han ido asentando en lugares de emergencia, donde hay falta de condiciones sanitarias de todo tipo y que, sin duda, van a tener una repercusión negativa sobre la salud de estas poblaciones desplazadas”.

Se trata de una ofensiva de salud dirigida a disminuir los riesgos de transmisiones de epidemias y para reducir al máximo el impacto negativo que estas puedan tener. En eso también andan los médicos cubanos, junto a colegas haitianos y de otras nacionalidades.

El corresponsal de CNN, Steve Kastenbaum, calificó de “sorprendente de ver”, la calidad con que son atendidas las personas gravemente heridas, con un promedio de 600 a 7000 pacientes diarios y varias cirugías al día, por parte del personal médico de Cuba: “Tienen tres salas que no paran y trabajan durante toda la vuelta del reloj, 24×7, y es uno de los poquísimos lugares en toda la ciudad donde los haitianos puedan ir a tratar sus dolencias con una expectativa razonable para sobrevivir”.

“(…) Ellos suplen las carencias con el suministro que llega, de España o de la Isla. Toda la atención se está ofreciendo de una manera muy ordenada “, explicó el periodista.

Sin embargo, cuando apareció en pantalla la imagen de uno de los médicos cubanos entrevistados durante sus faenas, por error o “deficiencia técnica”, se le denominó español en el pie de foto.

Quizás no estén convencidos muchos aún, de cuánto pueden llevar a cabo los hijos de la América Nuestra, como la llamó el Héroe Nacional cubano José Martí.

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