Hace aproximadamente un año, el país tuvo la noticia de que se inauguraba un Centro de Capacitación en Informática (CCI), en Constanza, lo cual la afianzaba como “primera ciudad digital de la República Dominicana”.
Con dicha apertura, el Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (INDOTEL), facilitaba a menores, jóvenes y adultos el acceso de manera gratuita a la era digital.
Al concluir 2009, el secretario de Estado y presidente de INDOTEL, José Rafael Vargas, reveló la existencia de 9.5 millones teléfonos fijos y móviles a todo lo largo y ancho del territorio nacional., lo que representaba una teledensidad telefónica del 97%.
A su vez, Vargas se comprometió en lograr un 100% de teledensidad telefónica para febrero 2010.
Si se tiene en cuenta que las estadísticas hablan de más de 9 millones y medio de habitantes; existen 9.5 millones de teléfonos y más de 415 mil cuentas de Internet, con más de tres millones de acceso, sin duda, la nación dominicana aparece entre los primeros países con mayor acceso a Internet en América Latina, de los que más comunicación posee.
Sin embargo, aunque se llama a “estar preparados con máxima excelencia para afrontar los desafíos de esa sociedad del conocimiento”, las imágenes de los estudiantes de Comedero Abajo, Fantino, recibiendo la docencia bajo los árboles del patio, por no estar concluida la escuela, iniciada desde 2005, por sólo poner un ejemplo, recuerdan que no es posible alcanzar esa sociedad del conocimiento, si la educación en el país sigue por el subsuelo.
Tiene razón Vargas, se ha logrado la teledensidad telefónica y se ha avanzado en el acceso a Internet, pero falta lo esencial en este importante camino del discernimiento.