Suspendido por tiempo indefinido, sin paga, sin rumbo alguno y con posibilidades de pasar un tiempo en prisión.
Son muchos los que nos preguntan por la situación del jugador de la NBA Gilbert Arenas con respecto a su situación con la liga y sobre todo, con lo que pasará con su actual contrato, del cual le restan cerca de 80 millones de dólares.
Hemos estado escudriñando y de acuerdo a los expertos legales que se han referido al tema, resulta muy dificil para el equipo de Washington prescindir del contrato de Arenas.
Resulta que la pelea entre los abogados de los Wizards y los de la asociación de jugadores (la cual está presidida por Derek Fisher) seria una pelea casi imposible de ganar para Washington, ya que si se suma el tiempo más el dinero que invertiría el equipo seria prácticamente una victoria pírrica en caso de que ganen el pleito.
Haciendo un paralelismo, remontémonos al caso Latrell Sprewell, quien agredió físicamente al ex dirigente de los Golden State Warriors P.J. Carlesimo.
Hacemos referencia a este caso porque en esa ocasión a Sprewell se le pagó su dinero luego de que le fue levantada la suspensión que tenia en ese entonces por parte del comisionado.
Y resulta que la falta de Sprewell dentro de los parámetros de la liga fue más grave que la cometida por Gilbert Arenas. Porque debemos recordar y puntualizar algo: Gilbert Arenas no ha sido suspendido por el porte de un arma de fuego dentro de su área de trabajo, ese es un caso que fue delegado a las autoridades correspondientes y en marzo se conocerá; Gilbert fue suspendido por haber hecho bromas dias después con relación al caso.
Recuerden la foto que fue publicada por varios portales estadounidenses, donde Arenas aparece bailando y haciendo alusión a que tiene armas en sus manos y varios de sus compañeros de equipo siguiéndole el juego.
De manera que una vez levantada la suspensión a Gilbert, el equipo de Washington tendrá que hablar de dinero con el jugador, sobre todo, porque ya han dejado claro que se quieren desligar de él y tratarán de cambiarlo. La pregunta es: ¿Quién lo querrá con ese contrato?
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