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Repudio y rechazo

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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No hay que decir que la opinión pública rechaza la imagen de Julio Romero y, si alguna vez tuvo esos dotes que le llevaron a ocupar un puesto como legislador del Partido Revolucionario Dominicano, esa fase quedó muy atrás, con actos que le restan respeto y credibilidad- ni hablar de liderazgo posible-, dadas las faltas cometidas, que no sólo afectan el prestigio de la mujer dominicana, sino a todo ser que se respete en el país.

El acto de reconocer su paternidad, comprometerse a darle su apellido a un hijo y declararlo ante el Registro Civil, va más allá y tiene una génesis verdaderamente deplorable. Quien representa a la mayoría de la población no puede aprovecharse de su posición para actuar de manera tan bochornosa, mucho menos olvidar su verdadero papel en la sociedad y encima, quedar impune.

Por otra parte, hieren al sentido común y el ánimo más íntimo, que en diferentes partes de la ciudad estés sus fotos, carteles y propagandas, cuando en verdad, a él mismo debía avergonzarle que su rostro, visto antes en escenas que dejan tanto que desear, se multiplique por las avenidas como si fuera un ejemplo para hombres y mujeres de esta nación.

No es posible entonces que ocurran hechos como los que tuvieron lugar en la UASD, cuando un grupo de compañeras fueron atropelladas mientras se manifestaban en contra del acto de proclamación de Julio Romero como diputado por el PRD.

La democracia que defendemos es justamente esa, la de expresar lo que anda mal y ponerlo a la luz sin reparos.

¿Cómo piensa representar a las mujeres una persona que ha delinquido, quebrantando la Ley 24-97, Ley No Violencia contra la Mujer? Los partidos deben recordar que sus misiones esenciales son las de cuidar la imagen de sus representantes, y quienes poseen doble moral no pueden manipular los derechos humanos, políticos, sociales y económicos de dominicanas y dominicanos. Es el caso de Julio Romero.

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