Es una pena que en estos días los periódicos apenas traigan noticias que ilusionen el alma y alimenten la fe, sobre todo en estos días…
De un lado, el jefe de la Policía General, mayor general Rafael Guzmán Fermín, asegura que en dicha institución castrense, donde sobre todo debe primar la disciplina y los sentimientos éticos, plenos de valores, se compraban los rangos.
En otro ángulo de las informaciones, el procurador general de la República, Radhamés Jiménez Peña, se ha referido a un “plan orquestado para desvirtuar y desacreditar los resultados de las investigaciones en torno al caso del prófugo narcotraficante José Figueroa Agosto”.
En realidad, aunque el procurador considere que puede esto resultar una campaña para desacreditar al Ministerio Público, son todas las instituciones gubernamentales del país las que pierden veracidad y confianza en tales circunstancias, ante los ojos de una población que espera respuestas y no las recibe. Sobre todo, que anhela un poco de paz en medio de las expresiones de violencia y lo que significa ser abatido por la “gran plaga del siglo XXI”, como denominó Leonel Fernández al narcotráfico en la Cumbre del Grupo de Río.
Sí, entre plagas avanza este año 2010, que casi alcanza su primer trimestre, sin ver resultados. Más aún, como escribe el maestro de periodistas Rafael Molina Morillo: “muchos no se han dado cuenta, pero estamos en el umbral de una larga, pero muy larga actividad política que consumirá, sin duda alguna, grandes recursos y energía en perjuicio del aparato productivo nacional”.
¡Encima!, añadiríamos en estas líneas…