El objeto formal del saber histórico, el pasado humano, es una realidad inteligible que el historiador llama: hecho histórico.
Algunos autores como Lucien Febvre y su corriente atribuyen con la cientificidad de la historia. Para él, la historia es ciencia porque ocupa las dos operaciones que se encuentran en la base de la investigación científica en las ciencias sociales; es decir, la posibilidad de plantear problemas y formular hipótesis. Los documentos, en la nueva historia, son infinitos y exigen al historiador una cultura interdisciplinaria.
El historiador constituye su objeto de estudio a partir de los documentos o fuentes históricas. La operación historiográfica es el trabajo intelectual propio del historiador, que consiste en la explicación, comprensión e interpretación de su objeto, el hecho histórico. Documento histórico es todo aquello que puede revelar algo que permita conocer el pasado humano. Diversas son las posibilidades que se abren para acceder a la memoria: Jacques Derrida opina que no hay testimonio que no implique estructuralmente en sí mismo la posibilidad de la ficción, del simulacro y/o de la mentira, porque considera que la memoria tiene un carácter simplificador y distorsionador, sin embargo acepta que la confusión entre memoria e historia es una parte de la dinámica social, por lo que es necesario convertirse en crítico de la historia.
Sin duda, la historia oral o testimonial ha hecho una notable contribución a la historia al dar voz a los protagonistas olvidados y ha promovido el surgimiento de una historia del tiempo presente: fue fundamental para reconstruir la memoria de los republicanos españoles en Francia y en Argelia en los campos de exterminio. Sin embargo, cuando se trata de una historia personal, no colectiva, ha sido cuestionada como recurso para la reconstrucción del pasado, porque los relatos que se obtienen sólo dan cuenta del modo en el que ese sujeto organiza su experiencia en el contexto en el que se movió. ¿Pueden escribir historia los Trujillo? No, sólo fabula familiar. Porque la Historia colectiva de los dominicanos, hace mucho que está escrita: con los muertos de la Era.