Algunos han observado un punto común en varios de los peledeístas que han pasado a postularse por el Partido Revolucionario Dominicano: “son seguidores del licenciado Danilo Medina y eso significa que han debido contar con su anuencia”.
Tal inferencia es alegre y superficial.
Hay otra confluencia en esos aspirantes: ninguno era funcionario, lo que, desde mi punto de vista, ha sido determinante.
A la hora de tomar una decisión, Gilberto Serulle, el único de los cuatro precandidatos a síndico que compitieron en Santiago que no dirigía una institución pública, no tenía que ponderar cosas que sí hubiesen sopesado sus otros tres ex compañeros, que pensarían en las personas que han sido colocadas a través de ellos en las instituciones que manejan.
Casi todos los gobernadores provinciales se enlistaron en precandidaturas senatoriales que no lograron, y sin embargo, ninguno abandonó su partido, no necesariamente porque tuvieran una militancia mas arraigada, sino porque también hubiesen tenido que renunciar a un puesto y o a las expectativas de otro mayor.
Otro punto común es que se trata de diputados que, salvo el caso de Gilberto, al que se le había ofertado el mantenimiento de la diputación con la promesa de la presidencia de la Cámara de Diputados, a los que el PRD les ha intercambiado la nada que les aguardaba a partir del 16 de agosto, por las expectativas de permanecer por seis años más sus diputaciones.
En ese caso, la consulta que ellos procuraron, fue la de sus respectivas conveniencias.
Danilo Medina no quiere ver un solo voto morado depositado fuera de la boleta del PLD, por dos razones, porque quiere el éxito de los aspirantes de su partido, la mayoría de los cuales se la han jugado por él, y porque sabe que un triunfo contundente en este año, engrosaría las expectativas de triunfo en el 2012. Por eso no pone excepción ni reparos, apuesta al triunfo de los postulados por su partido.
Lamenta que gente apreciada por él, tome decisiones contrarias a los intereses del PLD, y en casos como el de Gilberto Serulle, cuando la decisión era incontenible, apeló a la amistad que le une con el hermano mayor de los Serulle, Julián, y otros hermanos y hermanas, para que lo disuadieran.
Que Ramón de la Rosa no es funcionario y que ha sido unas de los más sacrificados en este proceso, porque siendo un senador con los mismos números que llevaron al Comité Político a reservar las candidaturas a la mayoría de sus colegas, fue desplazado, con el compromiso de que sería llevado a la candidatura a síndico que también le fue escamoteada, ha recibido la oferta de encabezar la boleta del PRD, y sin embargo, no ha saltado, eso es cierto.
Probablemente él, como nadie, ha ponderado el daño que le haría no sólo al PLD, sino a un compañero, amigo y hermano, que nada podía hacer para revertir su suerte.
Danilo es gente que juega a una sola cara.