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Chile y Haití o cómo promocionar turismo tras catástrofe

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Berlín.- Folletos, aperitivos, ruedas de prensa y mucho colorido es la atmósfera creada por la Bolsa Internacional del Turismo (ITB), en la que 187 países intentan atraer al turismo, como Chile, que se enfrenta a la tarea de tranquilizar a los potenciales turistas después del reciente terremoto, o Haití, cuyo stand evidencia el caos de la nación.

En el pabellón ocupado por los países de Suramérica, un amplio expositor pertenece a Chile, donde su "fuerte campaña" de promoción turística, preparada desde hace varios meses, se mantiene "igual, a la espera de saber si se tendrá que reforzar", debido al terremoto de 8,8 grados que azotó la parte central del país a finales de febrero.

"Intentamos tranquilizar a la opinión pública sobre la situación actual de Chile", manifestó a EFE la representante de prensa chilena para el turismo en Europa, Catalina Huidoro, quien asegura que su campaña no sufre cambios, aunque sí se verá complementada por diferentes notas de última hora que explicarán cuál es la situación de las diferentes regiones.

Los hechos han obligado a trastocar en cierta manera el proyecto que traía Chile a la ITB, ya que ahora una de las cosas más importantes es "luchar contra la sensación de miedo" y hacer llegar a medios e interesados que sus opciones turísticas se mantienen con escasas variaciones y "sin ningún riesgo".

Ubicado en el extremo suroeste de América del Sur y alargado sobre la costa del Pacífico, Chile cuenta con 4.200 kilómetros de norte a sur, de los cuales alrededor de 500, se han visto afectados por el terremoto y posterior tsunami que aconteció el pasado 27 de febrero y que, por el momento, ha dejado más de 800 víctimas.

"Lo peor es la desinformación", explica Huidoro, quien asegura que el país se ha levantado rápidamente en dos semanas, que todos los aeropuertos están abiertos y que donde tuvo lugar el epicentro del terremoto "no es una de las zonas más importantes en cuanto a turismo".

En el desierto de Atacama, al norte, la Patagonia, al sur, y la Isla de Pascua, en medio del Oceáno, no han sentido ni un mínimo temblor, por lo que las tres principales atracciones turísticas están a salvo, según el mensaje "tranquilizador" que se desprende por parte de los encargados de promoción turística.

Ninguna información o valoración oficial todavía sobre el efecto que puede tener la catástrofe sobre el turismo y las previsiones del sector para 2010.

Tampoco sobre el hecho de que ayer, durante la investidura del nuevo presidente chileno, Sebastián Piñera, hubiera réplicas sísmicas que, aunque de menor intensidad, causaron momentos de nerviosismo e introdujeran el miedo en el cuerpo a la mayoría de los jefes de Estado y de Gobierno presentes en el acto.

"Vivimos en un país con riesgo sísmico y la mayoría de las construcciones están preparadas para ello", defiende Huidoro, quien a sabiendas de que la isla Juan Fernández o la zona de Talca tardarán años en recuperarse, tiene claro que su trabajo pasa por "seguir atrayendo turistas", especialmente alemanes, los europeos que más acudieron a Chile en 2009.

Si Chile intenta vender "tranquilidad y normalidad", menos opciones tiene Haití, cuya presencia en la feria, casi simbólica, se debe a la ayuda prestada por entidades como la propia ITB o la Organización Caribeña de Turismo (CTO).

Una casita blanca de doce metros cuadrados, con un dibujo en el que puede leerse en francés "La unión hace la fuerza", es el expositor de Haití, que está atendido gratuitamente por "amigos" de la embajada haitiana en Alemania.

Sin nada que ofrecer como proyecto turístico a día de hoy, sobre su stand, folletos que invitan a hacer donaciones para la reconstrucción del país, fotos de algunos de los edificios más importantes, ahora derruidos por el terremoto, un vídeo histórico y algunas botellas de uno de sus licores típicos.

Una de las representantes del expositor, Dagmar Brilleaud, asegura que las noticias que recibe de Haití por parte del embajador "no son halagüeñas" e indica que "todo es un caos, donde gobierno y policía tienen dificultades para mantener el control", tras el terremoto de 7 grados que azotó el país a principios de 2010.

Estos días algunas huchas pasean por los pasillos y pabellones de la feria con el fin de recoger fondos, dentro de la campaña caritativa anual de la ITB y que, este año, irán destinados a Haití, un lugar que "todavía vive". EFE

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