Hace unos días conversamos, largo y tendido, con algunos amigos en Santo Domingo, sobre la situación del empobrecido pueblo de Villa Jaragua
En el marco del encuentro hicimos una radiografía de sus carencias, limitaciones y hasta avanzamos en las posibles propuestas para lograr la superación de sus penurias.
En todo el conversatorio nuestra reflexión giró en torno a que nuestra población está preparada para competir en dignidad, en decoro, en trabajo, en estudio (a pesar de que en este rubro hemos bajado algunos puntos) y en servicio.
No así la tierra de don Víctor Díaz Méndez, Apolonio Matos, Chicho Pancha, Josesito Díaz Vólquez, Pancha y Landa Pérez, Amado y Silverio Méndez y don Franciscolo Díaz, por tan solo mencionar algunos de nuestros ancestros, que no está preparada para competir en salud, en economía y menos en política con ningún otro municipio del suroeste.
Es lamentable, pero tenemos que decirlo, en Villa Jaragua no tenemos estrategas y analistas políticos que vean más allá de la curva, que empoderen a sus munícipes y le hagan comprender la realidad del presente con un perfil hacia el futuro.
La Villa sólo cuenta con políticos cocidos al vapor, que solo ven a gamberros, reclutas, adeptos y clientes en campaña, los cueles son utilizados en cada certamen electoral, como cebos que solo sirven para atrapar ratones en tiempo de plagas.
Los políticos de mi pueblo olvidaron que la política es ciencia que se aprende para servir y triunfar, para alcanzar metas y desarrollar la comunidad, para avanzar en la consecución de objetivos y saber que esto conlleva esfuerzos, empeños y sacrificios, la cual debe traducirse en solidaridad y amor al prójimo y su colectividad.
Aunque haya en el mundo políticos villajaraguenses que traten en vano de darle otro giro y matiz a la política, esta seguirá siendo, como lo establece el gran legado del Patricio Juan Pablo Duarte, “ la Ciencia más pura y digna, después de la Filosofía, de ocupar las inteligencias nobles".
En el marco de la política, las cosas se hacen en el momento preciso y a la hora perfecta. Con ella hay que jugar en el tiempo y en el espacio. No todo redunda en beneficio para el que la ejecuta para lograr un determinado interés, porque si así hubiese sido, el actual alcalde de Villa Jaragua, el señor Bernardo Reyes Mella (Ton), hoy no estuviera saboreando la amarga estopa de su derrota política, a pesar de su ayuntamiento estar ejecutando una bonita obra que más temprano que tarde servirá al bienestar colectivo de su municipio.
El alcalde Ton, los munícipes y los políticos saben que la demolición del parque para darle paso a uno nuevo no es la prioridad central de la Villa, porque ese poblado no cuenta con los recursos económicos suficientes y, además porque hay otros problemas que han venido postergándose, de los cuales los munícipes reclaman el concurso de las autoridades nacionales y locales.
Villa Jaragua tiene problemas que le conciernen a los ministerios de Medio Ambiente, Educación, Obras Pública, Salud Pública y al INAPA, pero su síndico (hoy Alcalde) avalado por su sala capitular decidió, lavarle la cara al municipio, “para que mañana, los que vengan de la capital, de Jimaní y la Descubierta lo vean lindo”, ambición esta que a nuestro modo de verla, parece que fue la sepulturera, la que mató su repostulación al puesto.
Lo que nuestro Alcalde Ton, pida y exija, a partir de ahora quedará reducido a un simple premio de consolación.
El alcalde Ton fue a la gallera, hizo su mejor apuesta, pero su carta de triunfo lució mal en el terreno, perdió legal.