Jornadas de vacaciones, días de familia con sus condiciones, aceptaciones, tolerancias y recreos. Levantarse más tarde, el bullicio infantil, donde todavía hay criaturas que juegan, las conversaciones mundanas, que si fulanita ya tiene novio, que si el hijo de la hermana no quiere venir a la casa familiar, los intercambios de pareceres sobre el tratamiento médico que debe ponerse el tío por los padecimientos que presenta, motivos de conversación no frecuentes, durante el ajetreo y horarios rígidos para llegar puntual a los múltiples compromisos.
Referirse a la célula fundamental de la sociedad, requiere de definiciones porque no siempre son comunes en todas las culturas. Me inclino a la organización fundamental de la sociedad, pero… con carácter jerárquico donde hay quienes mandan y pagan, mientras existen quienes deben obedecer.
Las familias, están especificadas en diversos estudios antropológicos como: grandes, pequeñas, dispersas o integradas, uniparentales, urbanas, rurales. Sigue siendo considerada como el grupo de convivencia primario, la primera escuela de la vida, donde se define la personalidad positiva o negativa, violenta o armoniosa en dos palabras, mantiene su gran función social y educativa.
En vacaciones, se debe restablecer y ampliar la comunicación entre sus integrantes, que durante los días laborales queda consumida, casi escuálida por los apuros y urgencias de los horarios.
Las palabras son flacas dentro de la familia lo que afecta la unión y el entendimiento, que cuando se debilitan generan fricciones en todos los niveles: entre la pareja, de padre y madre a hijos e hijas y viceversa o el silencio para la abuela. Se reducen a: ¿Cómo te fue en la escuela? ¿Resolviste el problema de entregar el informe a la jefatura? ¿Quién va a ir a pagar la electricidad estamos en fecha tope? ¡Apúrate, vamos a llegar tarde!
En América Latina y en el Caribe, la familia conserva aspectos positivos como éste, de pasar juntos el tiempo de recreación, en interés de fortalecer las demostraciones de cariño, incluso presentaciones para que quienes arribaron a la adolescencia, se reencuentren e identifiquen familiarmente.
Pero todo no es tan dulce. También la familia en nuestros territorios, tiene relaciones desconfiadas, fiscalizadoras reproduciendo los estereotipos educativos y sexistas especialmente, al desarrollo profesional de las mujeres.
“El comportamiento de la familia ha cambiado en las últimas décadas de un esquema más autoritario al diálogo, con convivencias más abiertas, democráticas y en las que, quienes viven en familia, pueden desarrollarse con más libertad”, según la Dra. Gabriela de la Riva, psicóloga, especialista mexicana en el estudio de grupos humanos y presidenta de De la Riva Investigación Estratégica.
La reconocida psicóloga fundamenta: “Sabemos que no vivimos buenos tiempos para la salud mental y emocional debido a las presiones laborales, exigencias en horarios y estrés al que nos sometemos, además de que algunos de nuestros estudios nos han permitido saber que, en concreto, el género femenino tiene gran necesidad de reconocimiento hacia su labor productiva, en el hogar o en pareja. Empero, también hemos entendido que, en la medida en que se le valore y se le demuestre aprecio de distintas maneras, la mujer va a estar mucho mejor, más contenta y realizada”.
Sí, en estos días de vacaciones es bueno reforzar los valores que mantienen unida a la familia. Se requiere, no juzgar, demostrar comprensión, paciencia, con palabras transparentes y respetuosas. Ah, y perdón porque nadie es perfecto en este proceso.
*Maestra en Ciencias de la Comunicación
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