El ejercicio del periodista está en crisis.
Una crisis generada por el monopolio de los medios de comunicación y el asalto de estos por periodistas inorgánicos que provienen de los partidos políticos, instituciones religiosas, médicos, abogados, mecanismos, empresarios y en todos aquellos que sobre la base del financiamiento y el favoritismo, sacan programas de radio y televisión que pasan a ser tribunas de intereses particulares, convertidos en tribunales donde se asesinan reputaciones, se insulta, extorsiona y desacreditan a personas.
Estos pelafustanes son fracasados en las profesiones que escogieron y se refugian en estos “programas” donde reciben grandes partidas de publicidad que les permite vivir como reyes con jeepetas, carros de lujos, apartamentos, fincas y algunos tienen villas.
Son los periodistas de los gobiernos que se turnan los períodos constitucionales.
Es una mafia orquestada que funciona magistralmente, mientras los reales y verdaderos periodistas viven del día a día sumidos en necesidades perentorias, y cuando enferman no tienen dinero para la medicina.
La situación es tan alarmante que el presidente del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), dio la clarinada de alerta sobre la desnaturalización del ejercicio del periodismo y la invasión de que es víctima.
Los periodistas no podemos atender pacientes, indicar medicamentos ni hacer cirugía porque no somos médicos.
Los periodistas no podemos subir a los estrados en los tribunales porque no somos abogados.
Los periodistas no podemos construir edificios, carreteras y otras obras porque no somos ingenieros.
Los periodistas no podemos ser fiscales ni jueces.
Los periodistas solamente podemos ser periodistas, mientras los otros profesionales con todo su derecho tienen programas de radio, televisión, revistas y otros medios sin que a nadie le importe o interese la suerte de los hombres y mujeres de la comunicación.
Tiene vigencia la reflexión del presidente del CDP, Henríquez, y se debería trazar una línea a seguir exigiendo a los propietarios de plantas de televisión y emisoras de radio que en los espacios arrendados por obligación debe estar un periodista, como garantía de que se ejerza con ética y profesionalismo esta ciencia que crea opinión y contribuye con el desarrollo de la sociedad.
El ejercicio del periodismo tiene que ser rescatado.
Hagámoslo ya.