“Al principio fue el verbo, y el verbo era uno y el verbo era Dios; luego todo fue luz, explosión primigenia y vital, caos placentario, alumbramiento cósmico en donde todo comenzó, y entre la oscuridad y el tiempo fui formándome, fui acumulando calor para dar calor, fui acumulando alimento para poder sustentar la vida, ¡y di vida!, y como toda Madre, desde el inicio protegí a mis hijos. Con delgadísimos hilos de ozono y agujas hechas de brisa y de luz, en el cielo, con amor, tejí una capa para cubrir y proteger a mis hijos; hoy esta capa se está rompiendo y, pese a mis esfuerzos, no logro remendarla”.
Este es sólo un fragmento de la Carta de la Madre Tierra a sus hijos, enviada por el profesor Joel Sangronis Padrón, que publicamos en estos días en los cuales se intenta, a través de conmemoraciones, salvar los árboles, la tierra, al planeta mismo.
Y esta es la parte poética- aunque real y estremecedora del tema-. En el otro ángulo del análisis, cuando la Carta de la Tierra fue redactada como declaración de principios enfocados hacia la construcción de una sociedad global en el Siglo XXI, justa, sostenible y pacífica, hubo muchos ires y venires, hasta lograr su aprobación en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro y resolver la UNESCO, en 2003: "Reconocer que la Carta de la Tierra constituye una importante referencia ética para el desarrollo sostenible”, y manifestó su apoyo al contenido de dicha misiva histórica.
Desde entonces, salvarnos es una tarea de orden ignorada por muchos. Mejor concluir estas líneas con las expresiones del profesor Sangronis Padrón: “Pero quizás, a pesar de todo… aún exista esperanza. Aún existe la alegría de los niños frente a la primera llovizna de primavera. Existe esperanza cuando el ser humano puede sentir emoción, amor y respeto frente a sus hermanos.
Existe esperanza cuando la solidaridad de los hombres hace frente a la destrucción y a la muerte. Aún existe esperanza porque veo a muchos de mis hijos luchar por salvar la vida de sus hermanos y mi existencia que también es la suya…
“Existe esperanza cuando escucho a una pequeña niña decir: Dios te salve, Madre Tierra/ llena eres de vida/ todos estamos contigo. /Bendita eres entre todos los planetas/y bendita es toda vida en ti. / Madre Tierra, hija del espacio,/ ruega por nosotros tus hijos/ ahora, por siempre y para siempre,/ Amén