En temas como el del desayuno escolar en el país, viene siempre a la memoria la anécdota del hombre engañado por la esposa que, en vez de tomar medidas definitivas de separación, bota a la calle el sofá donde tuvo lugar el acto de infidelidad.
Esto viene a cuento porque la idea no puede ser que el alimento de los niños, niñas y adolescentes siga siendo objeto de posposiciones, o sustituciones menos nutritivas, y cuando se adopten algunas soluciones, estas no pueden ser en perjuicio de los menores. Tampoco puede resultar que la leche dañe los estómagos de los pequeños, como planteó una joven madre, temerosa de que su hijito también sufriera espasmos estomacales después de ingerirla, como ha sucedido con centenares de escolares en el país.
Se han hecho evaluaciones, e investigaciones al respecto y el tema parece ser el de nunca acabar.
Ahora se habla de incongruencias entren el Ministerio de Educación y Lácteos Dominicanos (Ladom), según afirma su presidente de Rafael Díaz, quien se pronunció contra la posible exclusión de la leche saborizada del tipo UHT de su empresa en el desayuno escolar y denunció que se trata de un sabotaje, “con el objetivo de eliminar a esa empresa como la principal fuente del alimento para niños y niñas de las escuelas públicas del país”.
En verdad, a la hora del análisis, entre los cuestionamientos de Díaz, las informaciones referidas a los casos de alumnos intoxicados, aún con el criterio de que fueron menos o más quienes sufrieron las consecuencias de una leche en mal estado, lo más importante es lo que sucede con los verdaderos protagonistas de esta historia, esos que al llegar a las aulas requieren de un alimento digno, porque no siempre cuentan con él en sus hogares.
Ya sea la leche producida Ladom, u otro desayuno con las condiciones requeridas para tales edades, el ministerio de Educación que encabeza el señor Melanio Paredes, debe poner un punto final a este peliagudo y sensible tema. Ya han existido investigaciones llevadas a cabo por su cartera. Entonces, la pregunta sigue siendo, ¿por qué se dilatan las soluciones de algo que debió tener una pronta respuesta nacional? ¿Es que vamos a continuar hasta el segundo semestre de 2010, como en el pasado año, registrando los inconvenientes y trastornos del desayuno escolar?
No se trata de un negocio, ni de algo que puede esperar. Quienes se perjudican más con estos ires y venires son, sin duda, los que menos pueden alzar sus voces: los niños y niñas más pobres de la sociedad dominicana.