Restan apenas unos días para que se celebren las elecciones el próximo 16 de mayo, y el presidente Leonel Fernández las ha pronosticado como “libres, diáfanas”, que representen “la legítima expresión de la voluntad popular”.
Para observadores y comentaristas nacionales, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), enfrenta una gran colisión y, encima, las divisiones internas le han debilitado y alejado el camino del triunfo.
Dice el Maestro que “en política, lo real es lo que no se ve”, pero hay una especie de termómetro popular marca lo que está sucediendo y hasta se producen vaticinios que ni las mejores encuestas logran reflejar con mejor acierto.
Los días que corren tienen colores y temperaturas diferentes, el transfuguismo ha precedido o formado parte del proceso. En el país, los diálogos cotidianos devienen reflexiones, muchos de ellos con sus tonos abiertos y desprejuiciados sobre lo que traerá este 16 de Mayo.
¿Le conviene a la denominada democracia en la República Dominicana la situación del PRD?
¿Puede esperar el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), el 2012, para proponer su candidato o prever un referéndum?
¿Se queda Leonel Fernández en el poder o no?
Se repiten las frases de otros procesos anteriores en relación con estas elecciones: “las familias dominicanas esperan poca novedad de sus resultados, a no ser más de lo mismo, independientemente de quien sea el ganador”.
Educación, Salud, desempleo… son, entre muchos otros, costados por los que sigue sangrando la sociedad dominicana.
Leonel Fernández ha prometido y promete. De igual manera se comporta Miguel Vargas Maldonado y el resto de quienes luchan por el poder sostienen sus posibles ofertas.
De George Bernard Shaw es la frase que dicta: "La democracia sustituye las designaciones que efectúa una minoría corrompida por las elecciones que efectúa una mayoría incompetente”.
Ojalá, finalmente, las elecciones sean en verdad “una fiesta de la democracia y una oportunidad de renovar esperanzas”. Y de cumplir tantas promesas, claro.