Carlos Nina Gómez, el Libertador de la Prensa Deportiva, le toco vivir la experiencia de cubrir los hechos que protagonizó en nuestra Quisqueya, la Borinqueña Laura Hernández, su esposo Marcos Irizarry y otros seis compañeros de fortuna e infortunio, dos de los cuales murieron calcinados durante un motín ocurrido el siete de marzo de 2003 en la cárcel de Higuey.
Junto a ellos, el fuego, conocido como el rito del Opus Dei, -pues se hizo para calcinar a unos violadores de niños que habían sido apresados-, esas llamaradas de piel humana se llevaron de la faz de la Tierra a otros 130 reclusos y salvaron de un juicio a la cúpula de la Iglesia Católica.
En su obra, en su noveno libro, titulado “Laura Hernández –Drogas y Cárcel-”, Carlos Nina Gómez relata que la pareja de puertorriqueños y sus otros seis compañeros fueron apresados el ocho de septiembre de 2002 y acusados de narcotráfico por intentar distribuir 70,4 kilogramos de Cocaína. “El 25 de Junio de 2003 fue condenada en Primera Instancia a siete años de prision, pero, en julio de 2005, la Corte de Apelacion de San Pedro de Macorís, provincia de la región este de Republica Dominicana, redujo de siete a tres años de prisión la condena”, CNG
Como Laura Hernández es una conocida actriz, reportera y personaje de la televisión latina pues reportaba para la famosa cadena Univisión, con base en Miami, el experimentado periodista dominicano Carlos Nina Gómez fue instruido por el diario puertorriqueño Primera Hora, para que en su calidad de corresponsal, cubriera todas las incidencias del caso. De esos episodios Laura Hernández quedó en la memoria de Carlos Nina Gómez y de esa rica memoria surgió este libro que a ustedes le comento.
“Milagro de la Fe Creadora”, que así llamo a los personajes que misteriosamente se aparecen en una obra para manejar secretamente la vida de los protagonistas. Tengo el libro en mis manos y lo abro, a la ciega, caigo en la página 171 y allí aparece una preciosa foto de Laura Hernández, vestida con uno pantalones blancos, unos brasieles también blancos de donde se desprenden unos cinco collares blancos que figuran cuatro medias lunas partidas por el medio con uno que cae reto, y sobre ella una blusa blanca de pelusas, abierta y cada una de sus manos sobre sus caderas para que pueda verse el dorso y el pecho que se eleva hasta su cuello, perfectamente tallado. Y entonces viene la maravilla, ese peinado egipcio con grandes argollas en sus orejas y esa mirada de ángel curtido por las manos del propio Dios, quien la convierten en la más perfecta Cleopatra que Borinquen alguno pueda dar. Yo la miro y estoy fascinado: Belleza superior no es posible construir. Ella me mira y se apodera de mí
Pero al lado de esa foto, tan divina y santa, aparecen otras dos: la de la derecha son sus senos antes de haber sido sometidos a los implantes de silicona y la de la izquierda son sus mismos senos luego de la cirugía estética. Ahora los contemplo y soy estremecido por esos perfectos nísperos lleno de leche y miel y, me pregunto: ¿Cómo una mujer es capaz de mutilar la más bella representación del Ballet clásico? ¿Cómo pudo someter esa jugosa danza tropical a un bisturí infectado, asesino y deformador? Mi respuesta fue “si una mujer es capaz de hacer semejante malabar, es capaz de cualquier cosa”. Y con esa opinión en mi mente, leí la obra de mi predilecto amigo.
Carlos Nina Gómez es reportero, se ocupa de lo real, por esa razón no trato como se lo merecía el personaje detrás de Laura Hernández: Su madre, quien en cada foto aparece como un químico alemán de la era nazi, metiendo gentes en las cámaras de gas. En la foto de la pagina 99, Amelia Pérez, luce dar ordenes con deleite, mientras Laura sufre porque sabe que debe obedecerle y, en la foto de la pagina 149, le cubre las espaldas mientras hace los ademanes de alguien quien dirige un pervertido proceso. Durante todo el libro no aparece una foto de Amelia Pérez dándole un abrazo de confort a su hija, sino dándoles instrucciones para que use las herramientas y hagas las cosas “sin sentir culpabilidad o la sensación de que dejaste a alguien abandonado”.
Si le atribuimos una misión a Laura durante todo ese proceso, esa misión era mantener su inocencia para demostrar cuán loca e insensata es la llamada “guerra contra las drogas”, y demostrar cómo un inocente puede caer en manos de una organización estatal, creada con todos los poderes para explotar las necesidades humanas mediante el crimen y la perversidad. Y ese elemento Carlos Nina Gómez lo deja claro al exponer el caso del Teniente Coronel Jorge Luis Peña Segura, quien fue el principal acusador contra Marcos, Laura y los otros seis paisanos y quien resulto ser un peligrosísimo narcotraficante.
El juego entonces adquirió ribete de realidad, por encima de cualquier verosimilitud. Laura Hernández es liberada y regresa a su patria, donde la reciben como heroína que necesita ser redimida. Se escribe el libreto de Agosto y este James Bond borinqueño llega a Quisqueya para hacer pagar caro a todo aquel que mancillo a la Cleopatra de la isla del encanto. No le fue difícil penetrar todos los estamentos estatales, están llenos de perversidad, ávidos del oro colonial . Los aparatos militares que controlan el narcotráfico fueron desmantelados por este “narcotraficante”. Claro, el juego consiste en crear vacantes para que sean llenadas por gentes más eficientes, con mayor capacidad tecnológica y con una mejor visión acerca de cómo debe manejarse el negocio del crimen organizado . Ahora le toca su turno a su cómplice preferido: el muy leal sistema judicial. Ya los boricuas anunciaron la llegada de cuatro abogados, bien dotados, quienes defenderán ante los tribunales a su héroe Agosto. Carlos Nina Gómez deberá cubrir esta segunda parte de la tragedia tropical, no sé si se anima.
Toda la especulación del párrafo anterior la derivo de la foto que aparecen en la pagina 81, la cual, si usted la mira bien, se dará cuenta de que es el mismo rostro de la Sobeyda de Agosto. Y eso también forma parte del “misterio”, de por qué las autoridades boricuas nunca investigaron a nadie siendo este caso tan famoso en su tierra, en su viejo San Juan.
Como dije, Carlos Nina Gómez se ocupa de lo real, no interioriza como lo hacemos los poetas y los narradores al ficcionar la realidad. Un aspecto de la interioridad de este proceso que hay que resaltar es el hecho de que al mirar a Laura Hernández uno no siente el deseo natural de montarla, sino una pasión protectora, un anhelo de protegerla contra lo malo. Ella sabe eso. Por eso proclamó su inocencia, quería estar segura de que su angelical figura amamanta compasión y los resultados del proceso le probaron que sí.
El Estado dominicano fue concebido por Balaguer y sus perversos para que no fuese capaz de aportar pruebas, generar credibilidad ante los tribunales, de manera que todos dependieran del satánico gobernante. Por esa razón nuestras instituciones siempre han estado dirigida por lo más degenerado del cuerpo político, militar e intelectual de la sociedad. Antes de nombrar a un funcionario, el gobierno se asegura de que sea un ladrón, no alguien que del cual se sospecha que es un ladrón, sino una persona con un expediente bien fundamentado. Así, a cualquiera que condenen con el testimonio de un funcionario público todo cuanto se ha hecho es demostrar el que fue objeto de una conspiración estatal, orquestada por un grupo que quiere desplazar a otro. Y la borinqueña vivió esa dramática experiencia.
La verdad elimina la posibilidad de la violencia, la mentira la incrementa; así como la pobreza material y espiritual es la madre del arte, así de grande es el dilema de la prostituta y el beso. La puta ha disfrutado o fingido disfrutar durante largo rato tu pene en su boca y al extraer el protagonista sagrado se lo toma como si se tratase del mejor manjar, entonces se lanza en busca del beso bien ganado y tú se lo niega. Ella te mira y te interroga:
—¿Te avergüenza besar a una puta?
Tú la miras, sabe que por el trabajo bien hecho tiene que ser gentil, entonces le responde:
— No, no me avergüenza besar a una puta… Es que no quiero tener el sabor de mi propio semen en mi boca.
Así parece haberle pasado a Marcos, el adorado esposo de Laura. Carlos Nina Cuenta que meses después de haber sido liberada se divorcio de él, lo abandono en la cárcel. La crónica deja entrever el hecho de que Marcos está arrepentido de haberse ligado al mundo de las drogas y que al salir a la libertad se dedicara al cristianismo y el servicio comunitario, a buscar almas que salvar. La historia demuestra que esos arrepentidos del pecado solo buscan una forma más sofisticada de volver a cometerlos, buscan hallar seres más débiles a los que puedan explotar sin miedo a que los denuncien o los acusen. De ahí la gran cantidad de sacerdotes violando niños, impunemente. La tragedia griega demuestra que el verdadero arrepentido se suicida, entrega su trofeo, da su cuerpo como una forma de redimir los pecados del alma. Y los dioses aceptan como bueno el hecho de que se haya proporcionado su propio castigo, lo ven como un sagrado acto de valor, terrenal y celestial.
Al final de la obra a Carlos Nina Gómez le llama la atención el hecho de que Laura renunció a todo y se dedicó a vender comida china en las calles de San Juan. Parece ser una gran verdad el hecho de que el actor y el político, entre otros, viven en un estado salvaje de la evolución espiritual, necesitan emociones primitivas, reales, hijas de las fuerzas físicas, no de la fuerza interior, como es el caso de los poetas, por ejemplo.
El dilema está en que si usted lo piensa bien, el llamado trabajo de las estrellas consiste en divertir a la plebe. Y es un trabajo canson, fastidioso porque la plebe es muy exigente y en las mayoría de los casos, es insaciable. Si un día usted no le dio los placeres buscados, entonces te abandona y ahí empieza tu desgracia, tu gran desgracia griega pues no será aceptado en ningún lugar. A partir de ahí será rechazado por la plebe, ignorado por los “intelectuales”, odiado por los ricos y blasfemado por los funcionarios públicos.
Laura no quedó en condiciones espirituales de aceptar la fama. El saber que la fama no impidió el que fuese humillada, le hizo perder el amor por esa falsa. ¿Ahora busca el verdadero amor?. Para nosotros, los descendiente de taínos, el amor está por encima del deber, por arriba de cualquier cosa, somos hijos de la poesía, la música y la libertad, los tres valores que son la madre y el padre del amor. Las sociedades asiáticas, contrario a nosotros, privilegian el deber frente al amor, quizás por eso a Laura le quedó tan bien su pose de Cleopatra, quizás por eso pudo abandonar a Marcos y quizás por eso se fue a vender comida china. Para las sociedades asiáticas, como para los manager de boxeo, lo importante no son los dolores de los púgiles por los golpes recibidos, sino que lo importante son las emociones que esos dolores generan en el publico vestido de fanático.
La experiencia me dice que el pasado es el principal enemigo de las relaciones amorosas, que la incapacidad humana para olvidar ofensas y traiciones son los principales enemigos de las relaciones sentimentales. Carlos Nina Gómez quiso hacer de su obra una historia de amor, pero allí había una tragedia amorosa. Y si vuelve el amor, se repite la tragedia. En nombre de la Asociación Quisqueyana de Intelectuales, les pido que compren el libro y lo lean, pues en “Laura Hernández –Drogas y Cárcel-” encontraran muchas cosas en las que pueden inspirarse, como lo hice yo.