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Limpieza desde adentro

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Supuestamente, el país debía estar sumido en proyectos nuevos y a la expectativa de lo que llevarán a cabo, en realidad, los “elegidos” el pasado día 16 de mayo en los comicios electorales.

Pero, las arenas andan movedizas y las aguas turbias, debido a la situación que vive la nación con el incremento del narcotráfico, entre otros males. Casi puede decirse que este término y sus sinónimos ocupan la mayor parte de las primeras planas en los diarios nacionales.

Aún cuando el precio de los alimentos se mantenga por todo lo alto, y todavía a nadie le quede claro lo que va a suceder con el desayuno escolar, el tema de los narcos se abre paso, sin dejar mucho tiempo a otras reflexiones en el punto inicial de los debates.

Muy fuerte para la opinión pública, dados los tiempos que corren, fue la noticia acerca de que la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), investiga a fiscales por pérdida de Cocaína e inquiere, además, sobre la relación de algunos miembros de esa institución antinarcóticos por la pérdida de varios kilos de dicho estupefaciente.

Todavía están en la memoria las afirmaciones de Wilton Guerrero, en torno al vínculo de militares con actividades delictivas, criminales y el narcotráfico, que resultaron totalmente ciertas y quién sabe cuántas sorpresas desagradables más esperen a la sociedad dominicana en este sentido.

El ya fallecido y recordado ex director general de Aduanas, Miguel Cocco, llamó en una ocasión a “la concertación urgente de una cruzada de todos los sectores del país para hacerle frente a la amenaza del narcotráfico y dijo que para ello había que reencontrar el eslabón perdido de la familia”.

Lo difícil es pensar que quienes tienen en sus manos el poder principal para enfrentar el flagelo, sean vulnerados desde su interior y ganen el descrédito de la población.

Sí, se trata de una cruzada, porque los ajustes de cuentas y las muertes no sólo tocan a quienes están implicados en los hechos delictivos, sino también a víctimas inocentes.

No vamos a recordar las miles de familias dominicanas, destruidas y hundidas en el dolor de lo irremediable, porque uno de sus miembros, un día, comenzó a consumir drogas o, sencillamente lo confundieron con alguien implicado en tales negocios ilegales; pensemos que la DNCD y todos los cuerpos militares del país acabarán de limpiar sus filas y la República Dominicana respirará un poco de paz… Se necesita.

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