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El Mundial acentúa la imaginación exprimir oferta hotelera

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Ciudad del Cabo (Sudáfrica).- La llegada del Campeonato del Mundo de fútbol a Sudáfrica ha provocado una profunda ejercicio de imaginación entre los hosteleros en un intento de exprimir la oferta de alojamiento ante la masiva llegada de aficionados y de medios de comunicación de todas partes.

Los limitados recursos de algunas ciudades sudafricanas han acentuado la búsqueda de soluciones y la oportunidad de ampliar ilimitadamente la posibilidad de negocio.

Durban es una gran ciudad costera de Sudáfrica. Plagada de altos edificios y preparada para el turismo. Superpoblada en verano. Una estación que se duplicará en 2010, con la invasión del fútbol. Los hoteles, elevados de acuerdo a la estrategia comercial al uso, han acomodado para el frío las habitaciones casi sólo rentabilizadas en el estío.

Los comercios han pasado por alto el invierno. Hacen horas extra para cubrir con servicios las necesidades de la demanda. Ha dado otra razón de ser el Mundial a un enclave gestado para el buen tiempo, que transforma su oferta distanciada de la playa.

Unos cuantos kilómetros hacia el interior desaparece la costa. De camino hacia Pietermaretzburg, el paisaje, con luz pero sin el calor del sol, se transforma en verde. Alentado por inmensos árboles que amplían la frescura de la zona.

En un área corta la playa se transforma en montaña y el turismo rural se hace cargo de las mayores opciones de los visitantes. Al margen de la ciudad los rastros de las labores campestres reaparecen.

En Balgowan, por ejemplo, los refugios hacen negocio gracias a un colegio, el Michael House, que iluminan una aldea que se gana la vida gracias a las labores agrícolas de campesinos, y al turismo.

Son cabañas cercadas por árboles enormes visitados por animales silvestres que transitan a sus anchas. Y eso que están al margen del fútbol.

Los empresarios se sostienen de los fines de semana en los que los padres de los alumnos de esta escuela, el único asunto que altera la tranquilidad en una zona que vive de la rutina, acuden para pasar en compañía el tiempo libre.

La llegada del Mundial, sin embargo, ha truncado en parte el movimiento de esas zonas. El gobierno amplió el período vacacional para las escuelas de los tres meses habituales a los seis a consecuencia del fútbol. Aunque los caseros han salido al paso gracias a fieles aficionados y a representantes de medios de comunicación que pretenden contar al transitar de Paraguay, el combinado que ha elegido su escondite en esas zonas.

Sin embargo, una de las situaciones más llamativas se contemplan en Ciudad del Cabo, una de las regiones más turísticas dada la variedad y la fisonomía de la zona.

Un céntrico hotel decidió tirar de imaginación para ampliar su oferta y aparcó en la azotea seis remolques que convirtió en pequeñas habitaciones para su uso en cuanto el aforo del local queda completo, frecuente dada la masiva afluencia, en la primera fase, de seguidores mexicanos, paraguayos, argentinos, italianos y franceses para seguir a su equipo.

Un portavoz del negocio calificó de "experiencia" la estancia en cualquiera de esas roulouttes y reconoció: "una idea plasmada desde hace dos años después de ser madurada, en cuanto conocimos que esta ciudad iba a acoger una serie de partidos".

Cada una de las seis caravanas, designadas con nombres de leyendas del mundo del espectáculo, están habilitadas con lo necesario para la estancia. Los propietarios del hotel han logrado suplir las incomodidades por el reducido espacio con llamativos colores y detalles originales que proporcionan cierto encanto al habitáculo. A pesar de que comparte espacio con una barra ubicada en la azotea que pretende animar la estancia. EFE

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