Han trascurrido quince años, luego de que la tecnología del Internet ingresara a la Republica Dominicana y contribuyera a agilizar las labores administrativas de los bancos, las empresas telefónicas y de otras áreas de la producción nacional, que vieron en este instrumento una herramienta de desarrollo para sus actividades.
Desde luego, al transcurrir esa década y media de la aplicación de ese instrumento de comunicación, podríamos afirmar que muy poco se ha avanzado en la Republica Dominicana en la utilización de esa tecnología, debido a los altos costos que representa para los usuarios y la baja cantidad de dominicanos y dominicanas que tienen acceso a su utilización.
No es casualidad, que sectores sensatos y tecnológicamente bien avezados del país, estén reclamando insistentemente la aplicación de la tasa cero para el pago de la renta de Internet, cuando tanto ellos como un gran número de la población dominicana saben que en la mayoría de los países desarrollados o en vías de desarrollo, se vienen cobrando precios simbólicos.
Estamos hablando de que en nuestro país apenas un 20 por ciento de la población posee una cuenta de Internet, lo que demuestra la gran brecha digital que separa a los dominicanos de clase alta con los de clase baja y media baja y por lo tanto la desigualdad que eso produce en la formación del individuo.
Esa situación nos indica que si es verdad que hemos superado el tiempo y la inversión económica que se destinaban a la confección de un telegrama o un cablegrama, para llegar a los dominicanos de aquí y a los que se encuentran en la diáspora, significa que con la eliminación de esos instrumentos de comunicación, hemos dejado huérfanos a una cantidad importante de dominicanos y dominicanas que hoy no tienen acceso a ninguno de los dos sistemas de comunicación.
Por lo tanto, es responsabilidad de las autoridades del Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones, INDOTEL, dar respuestas a las necesidades de información de que precisa ese 80 por ciento de la población dominicana, ya que bajo ninguna circunstancia, las empresas prestadoras de servicios de Telecomunicaciones se dispondrán a bajar al nivel de otras naciones donde existen las tasas simbólicas para el pago de las cuentas de Internet, porque lo único que les interesa es ganar dinero.
Ojala que las gestiones que realiza el doctor José Rafael Vargas en Jamaica, para tratar de establecer una conexión de fibra óptica, puedan servir de algo o que simplemente constituya el eslabón principal para que en el país comencemos a dar el paso hacia el establecimiento de la tasa cero para el pago del Internet.
Mientras tanto, las empresas de Telecomunicaciones han decidido aumentar la velocidad de los servicios de Internet que ofrecen a la población, basada en una plataforma y campaña mercadológica que lo único que persigue es confundir a los usuarios y a quienes mantienen el reclamo de que se baje la tasa de Internet para que desistan de esas pretensiones.
Por lo tanto, ahora lo que se impone es de que tanto el Estado como las prestadoras de servicios de telecomunicaciones se sincericen, y en lugar de continuar cargando de impuestos a los usuarios de esos servicios, terminen de una vez y por todas de ajustar la tasa de Internet y los demás, al precio real que deben pagar.
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