En la República Dominicana de los últimos años se ha vivido una especie de círculo vicioso y se reconoce la pérdida de los valores esenciales, pero se sigue en medio del cambalache social y moral. El proceso electoral, aún sin concluir, es una de las mejores muestras de por dónde caminamos y hacia dónde nos dirigimos.
Se puede asegurar que el cambalache existente no es el producto de la ausencia de una base teórica sobre el buen vivir, ya que desde los inicios del Movimiento Trinitario en 1836, se observa en el pensamiento duartiano un apego hacia los valores más sanos y también tenemos una gran cantidad de disposiciones legales (Constitución, Leyes, Códigos, etc.), en fin, toda una gama sobre moralidad, pero todo indica que se han impuesto los antivalores.
En las últimas décadas el país ha sido escenario de escándalos sobre corrupción e impunidad, ya no sólo corrupción contra el erario público; sino que el fraude y la corrupción se da a lo interno de las propias estructuras partidarias, es decir que un compañero, compatriota o hermano se impone a otro mediante el uso de malas artes.
En los últimos meses ha venido creciendo la idea de que el país necesita de un sacudimiento general hay quienes hablan de revolución moral. Esto parece nuevo pero no lo es, pues desde hace más de treinta (30) años se viene planteando la necesidad de detener la corrupción y la impunidad. Lo que tiene de novedosa la idea es el hecho de haber encontrado nuevos adeptos y talvez con mayores grados de incidencias dentro del conglomerado social.
En la actualidad organizaciones de izquierda y sectores progresistas vienen insistiendo en la necesidad de la creación de un amplio movimiento o frente patriótico en el cual tendrían espacio esa gran masa de dominicanos que cree en la posibilidad de un ejercicio político decente y progresista.
La Revolución Social y Moral o Sacudimiento General ojalá se haga realidad y sea el producto de convicciones firmes en las cuales no se hace necesaria la invocación de un programa amplio, en tanto el hundimiento ha sido tan grande, que por ahora lo primordial sería un programa mínimo en base a elementos claves como serian:
1- Rescate de la Soberanía Nacional., en los aspectos políticos y económicos.
2- Programa de desarrollo en base las necesidades nacionales.
3- Ejecución del Sistema de Seguridad Social conforme a la Ley-87 -01 y su posible readecuación.
4- Políticas de prevención y confrontación de la delincuencia.
5- Políticas Educativas y de Salud con mayor asignación presupuestaria.
6- Políticas Fiscal para incentivar el desarrollo y no para recaudación pura y simple.
7- Ampliar la política de Relaciones Internacionales en la búsqueda de la colaboración y el respecto.
8- Una legislación de control hacia los partidos.
9-Readecuación del poder monárquico del Ejecutivo.
10- Establecimiento de un régimen de reforma agraria para eliminar el latifundio y ampliar la producción nacional.
11- Cumplimiento estricto de las normas sanitarias y educativas que establecen montos en las asignaciones presupuestarias.
12- Anulación de los contratos que lesionan el interese s nacional y el medio ambiente.
13- Establecer una readecuación de las normas constitucionales sobre la participación de la ciudadanía, instituyendo la Asamblea Nacional Constituyente y el derecho a la revocación.
14- Establecer un Ministerio Público Independiente del Poder Ejecutivo.
15- Reestructuración del Poder Judicial a fin de evitar que los jueces actuales sean los enjuiciadores de sus patrocinadores en el cargo.
16- Desarrollar programas de educación para elevar los valores nacionales y prevenir acciones corruptas contra los bienes públicos.
Los ejes señalados anteriormente son a nuestro modo de ver los elementos que pueden contribuir a la implementación de una Gran Alianza Nacional en la que debe renunciarse a la reunión de los perfectos, ya que las grandes mayorías reclaman de la unidad de todas las personas que muestren coincidencias con los objetivos y anhelos del pueblo dominicano. También vienen a indicar por qué el Programa Mínimo del MLD del 14 de junio de 1959, sigue teniendo vigencia, no obstante el largo período transcurrido desde la realización de esa gran epopeya nacional.