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G20, ¿camino para los cambios?

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Toronto, Canadá, ha sido durante estos lluviosos días, sede del encuentro entre los países del Grupo de los 8 (G8) y del Grupo de los 20(G20), en un nuevo intento por hallar continuas reformas financieras y “relanzar el crecimiento económico”. Según palabras del presidente estadounidense Barack Obama, para fortalecer la economía global.

Ya nadie duda de que las economías desarrolladas dependen para su sostenimiento de las naciones en desarrollo. (Claro, esta es una historia de los siglos y por los siglos…)De hecho, la Unión Europea ha vuelto su mirada, constantemente, durante todo este largo período de crisis, hacia los países asiáticos y latinoamericanos.

De todos modos, y aunque las palabras de Obama poseen una buena sintaxis, las frases de: “…las salvaguardias en cada una de nuestras naciones pueden ayudar a proteger a todos los países", no suenan muy alentadoras para quienes se han mantenido a la zaga de las que marchan con gran trecho de ventaja, y el propio mandatario reconoce que “los encuentros previos habían alejado a la economía global del borde del desastre y cimentado la lucha por un crecimiento equilibrado”.

Tampoco es difícil de entender las grandes distancias que establecen los ritmos de recuperación y de política económica de unos y otros pueblos.

Se trata de aprender de los viejos errores y entre propuestas de tasas bancarias, que apoyan a algunos y, claro está, no interesa para nada a otros; en medio de debates sobre gastos, pérdidas, ganancias y controvertidas opiniones acerca de los gastos en organización y realización de cumbres como esta, la G20 deja ese sabor de incertidumbres e interrogantes acerca de si alguna vez ricos y pobres llegarán a concretar lo que realmente necesitan las mayorías más pobres de muchas naciones para salir de la extrema pobreza y no sólo mejorar ellos mismos, sino de acertar en el ritmo acertado para ayudar a que este escenario llamado mundo sea un sitio habitable para todos, como Dios manda.

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