Puerto Príncipe.- Seis meses después de que el terremoto del 12 de enero impactara de manera trágica en la vida de miles de haitianos, el Banco Mundial exhortó a los donantes a hacer efectivos los compromisos de ayuda para mantener el impulso de la reconstrucción.
Como agente fiscal del Fondo para la Reconstrucción de Haití (FRH), hasta el momento el Banco solo ha recibido la confirmación formal de $98 millones de los $500 millones prometidos luego de la conferencia de donantes de las Naciones Unidas llevada a cabo a fines de marzo, cuando se prometieron aportes por $ 5,300 millones para ayudar a Haití a recuperarse de la catástrofe. Por lo regular, los aportes al fondo fiduciario representan un 10-15% de los compromisos totales, dado que la mayoría de los aportes se realizan a través de la ayuda bilateral.
Al día de hoy, Brasil es el mayor aportante del fondo, con $55 millones, seguido de Noruega ($31.2 millones), Australia ($ 8.6 millones), Colombia ($ 3.2 millones) y Estonia ($ 50,000). Se esperan aportes adicionales de Arabia Saudí, Canadá, la Comisión Europea, Corea del Sur, España, EE. UU., Francia, Georgia, Mauricio, Qatar, y Suecia.
“Estamos exhortando a la comunidad internacional a que cumpla con sus compromisos, pero también entendemos que muchos países donantes necesitan la aprobación de sus sistemas presupuestarios”, dijo la vicepresidente regional del Banco Mundial Pamela Cox, quien agregó que espera que los aportes se realicen durante la vida efectiva del fondo fiduciario.
Mientras se siguen haciendo planteamientos respecto al ritmo de la reconstrucción, los funcionarios del Banco han resaltado la importancia de mantener un equilibrio entre el desembolso de fondos y la buena gobernabilidad, algo que tuvo mucho éxito durante la reconstrucción de Aceh tras del devastador tsunami de 2004.
Cox indicó que el Banco —así como los donantes e instituciones asociadas— asumió el compromiso de obtener resultados rápidos para Haití dentro un marco de buena gobernabilidad. La rapidez es esencial —dijo— pero también lo son los controles que aseguren que los fondos no sean malgastados y que se logren resultados.
“La experiencia de Aceh muestra que esto es clave a la hora de alcanzar el éxito. Esto significa que los proyectos deben ser viables y diseñarse para beneficiar realmente a los pobres”, dijo.