Aún tenemos en la memoria su imagen desvalida, retenida en la selva colombiana, sin ver a sus hijitos, su madre, su familia, su pueblo… y sin cumplir sus deberes patrios, por los que fue secuestrada aquel 23 de febrero de 2002, cuando iba, según dijo, a misiones que le ocupaba en sus labores como ex candidata presidencial.
El 2 de julio de 2008, el rostro de Ingrid Betancourt apareció triunfante, cuando fue liberada tras la exitosa “Operación Jaque”. El mundo entero aplaudió…Después, entrevistas, discursos emotivos, otras informaciones distorsionadas o no; pero, la imagen de la política ex rehén de las FARC, que irradiaba valentía y decisión, avalada por su liderazgo, ha pasado ahora a una nueva fase.
Aunque Ingrid Betancourt descartó que vaya a demandar al Estado colombiano por su secuestro y aseguró estar arrepentida por solicitar la indemnización de 6,5 millones de dólares por su secuestro, el tema circula los éteres y muchos se cuestionan ¿cómo pudo ocurrir un cambio tan radical en una personalidad, cuyas ideas parecían inquebrantables hasta para las hostiles condiciones que vivió como rehén?
Una misiva que circula por las redes sociales y otros medios de comunicación, enviada por un ex-soldado colombiano que perdió ambas piernas en cumplimiento de su deber, llevan a la reflexión sobre los principios de la otrora candidata que conmovió un día al mundo con sus ideales.
El ex soldado escribe en la primera estrofa de su carta la sensación de alegría de su esposa y la suya propia cuando la vieron libre. Más adelante la reta a que “hable de igualdad social y política aquí, en su patria (que al parecer no lo es tanto)”, y le insta a lanzarse nueva vez a la política allá, “hágale competencia a Sarkozy y espero verla algún día como presidenta del parlamento europeo, hasta presidenta de Francia, pero no cuente con los colombianos ‘de a pie’, (…) No venga a nuestra marcha señora Betancourt, tranquilamente quédese allá, aquí marcharemos con el alma a flote pidiendo por la libertad de los otros secuestrados…”
Cambio rotundo de un paradigma hasta hace poco… ¿Qué sucedió Ingrid Betancourt?