El tema del narcotráfico y la detención de José David Figueroa Agosto, Sobeida Félix y, al parecer, el cierre de diez meses de intensas persecuciones, inicia otro período que se avizora agudo, sin duda, sobre todo porque podrán quedar a la luz las realidades que han acompañado estos hechos, incluyendo los asesinatos en el país y ojalá no suceda como en el caso de Paya, donde quedan aún muchos aspectos sensibles por dilucidar.
El caso es que los medios están justificadamente plenos de las noticias que han seguido al operativo que concluyó exitosamente con el apresamiento del también denominado Junior Cápsula, a quien hay que reconocerle su gran magistralidad camaleónica.
Sin embargo, hay otra información que pone “los pelos de punta” y es la cantidad de criaderos de mosquitos que fueron eliminados durante los operativos llevados a cabo en el país bajo la dirección del Ministerio de Salud Pública, a fin de impedir que el dengue cobre más víctimas.
A estas alturas, da igual si fueron 8 o 10 millones los criaderos de mosquitos destruidos; lo que si es cierto es que la población enfrenta males que se han ido de la mano y que hacen añorar con mayor fuerza la nombrada medicina preventiva y esas políticas de saneamiento y educación poblacional que al final rinden frutos incuestionables.
En el caso del narcotráfico sucede como con el tema del dengue: hay que obrar desde antes, a nivel de sociedad y claro está, en su célula misma que es la familia. Si desde antes se educa, se analizan las condiciones en las cuales puede incrementarse la vulnerabilidad ante ambos flagelos, tanto las drogas como la enfermedad producida por el mosquito Aedes Aegypti pueden ser enfrentadas con mayor éxito y sin tener que lamentar las muertes que hoy oscurecen en panorama nacional, junto a otros males.