El legendario luchador revolucionario, Jorge Puello Soriano, cumplió 83 años de edad. El cuerpo del Men se puso más viejo que ayer, pero sus ideas están verdes y nuevecitas como el primer guandul.
Y como dijo el laureado escritor uruguayo, don Eduardo Galeano, “se me han caído los pelos de la cabeza, pero ni una sola idea”.
El pasado 1o de Julio, un grupo de amigos, políticos de derecha, de izquierda, conservadores ideológicos y miembros del Movimiento Popular Dominicano (MPD), nos dimos cita en la residencia del Men, en la calle Barahona, del barrio San Carlos, donde juntos celebramos un año más de vida del viejo luchador político.
Para muchos de los que estuvimos presentes en la remodelada casa del Men, la fecha de su onomástico significó un día de historia, donde antiguos dirigentes de la lucha popular compartieron experiencia, anécdotas y entregaron regalos al otrora secretario general del MPD.
Políticos, escritores periodistas, economistas, dirigentes obreros y trabajadores de la cultura nos encontramos en la casa del Men, la cual el mismo ha bautizado como la “del pueblo”.
Conversar con este importante hombre de la República y escucharlo narrar su experiencia sobre las grandes batallas que libró por demostrar ante su enemigo político que sus ideas eran de cambio y transformación, es como participar de ellas.
El Men por su ideal de cambio social sufrió los embates de la tortura, la persecución, la cárcel y el secuestro.
Jorge Puello Soriano fue victima de dos gobiernos genocidas, el de Rafael Leonidas Trujillo Molina y Joaquín Balaguer Ricardo.
Pasarse tan solo un rato en la casa del Men, es como visitar la embajada de un país libre, soberano y socialista.
Con su barba y cabellera encanecidas, sentado en una vieja silla plástica y con su ligero quebranto de salud visual, el legendario revolucionario narra sin miedo las humillaciones, los vejámenes y las amenazas de muertes a que fue sometido por los dos regímenes más sangrientos que ha conocido la historia de la República Dominicana.
Para algunos analistas políticos, profesionales de la sociología y dirigentes revolucionarios, el Men es el digno representante del proletariado dominicano y símbolo de la resistencia popular.
Observando su visión casi apagada y su cuerpo blando y languidecido por el tiempo, muchos recordamos a Jorge Puello soportar con firmeza revolucionaria y estoicamente todo tipo de atropellos y bellaquerías en las cárceles y en cuarteles del país.
Haciendo una mirada retrospectiva, nos perece observar a Doña Sonia Vásquez, compañera de infortunio del Men, junto a otras mujeres, en una huelga de hambre en el interior de una iglesia, demandando la libertad de sus esposos y de los presos políticos diseminados en diferentes cárceles del país.
Los tiros, las bombas y los macanazos jamás pudieron doblegar al valiente zapatero de San Carlos.
Jorge Puello Soriano jamás negoció su postura política y nunca arrió su bandera de combate.
Qué bueno es tener aún con vida al Men. A pesar de tantos políticos demagogos y mentirosos, revolcados como cerdos en el lodo de la corrupción, hoy podemos hablar de uno que después de cincuenta años de lucha y sacrificios, su hoja de servicio permanece limpia.
El autor es periodista, residente en Santo Domingo