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¿Es que desaparecen los paradigmas?

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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El espectáculo que tuvo lugar cuando Sobeida Félix compareció ante los tribunales del país y, desde antes, cuando se esperaba su arribo al territorio nacional, merece un análisis más profundo, porque la República Dominicana es cuna de mujeres de perdurables nombres, cuya obra ha sido imprescindible en la consolidación de la nación. De manera que no pueden los ejemplos desvirtuarse y mostrarnos “lo que no es”, ni puede ser, como si fuera…

La colega Cristina Rivas describió en su nota informativa lo sucedió durante el recorrido de quien anduvo por los pasillos de la institución judicial como si fuera reina de belleza, aclamada, sonriente y devolviendo saludos y expresiones que distan de la verdadera razón por la que está siendo juzgada.

Aún cuando desde el punto de vista legal, sus delitos sean considerados “de otro tipo”, es innegable que el “síndrome Agosto Figueroa” y la estela de Sobeida Félix como su compañera sentimental, acompañan escenas de violencia y derramamiento de sangre en una sociedad que lo que más desea es paz en su cotidianeidad.

Es lógico que el coordinador general de Participación Ciudadana, Santiago Sosa, condene la manera en que los medios de comunicación tratan el caso de la imputada, pero lo que si está claro es que no se trata sólo de la manera en que actúen los y las comunicadoras, aunque es cierto que tienen sobre sus hombros mucha responsabilidad. Hasta el mismo aparataje policial y la manera en que se ha conducido el caso adolecen del sentido que debían guardar hechos así.

Se trata de delitos que van más allá de los que se les imputan a Félix Morel y al propio Figueroa Agosto. Sólo hay que volver la mirada a México y ver los niveles alcanzados por el crimen organizado; ni mencionar a Colombia. En realidad, si queremos ser fieles a la verdad, sólo hay que mirar hacia dentro para notar cuántos descalabros profundos ha tenido la República Dominicana en los últimos tiempos.

Ni Sobeida Félix Morel, ni el propio Agosto o Junior Cápsula, ni el resto de los implicados en los casos que han afectado la institucionalidad de la República Dominicana merecen ser tratados como héroes. No lo son. Cumplen o cumplirán penas que merecen, si es que logran demostrarles sus delitos, porque hasta en eso andan “cojos” los asuntos del sistema y todavía no se sabe qué va a suceder. Pero, ídolos no son, por Dios… O ¿hacia dónde vamos a avanzar por este camino? No olvidemos que Escobar tuvo por mucho tiempo (y aún preserva) ese brillo aurífero que no merecen quienes trafican y asesinan.

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