Dajabón.- La industria del carbón en los pueblos fronterizos de Haití con árboles cortados en República Dominicana, se ha convertido en una actividad sumamente rentable.
En ciudades como Ouanaminthe, Trou del Nort, Fort Liberté, Millot, Cabo Haitiano y otros, muchos vendedores ofertan carbón a la gente y pregonan que es hecho con árboles de buena calidad traídos de República Dominicana.
El 80 por ciento de los haitianos todavía utiliza ese carburante vegetal para preparar los alimentos.
A pesar de que las montañas en Haití están peladas, los haitianos pueden cruzar a territorio dominicano, cortar y cruzar los trozos de árboles con mucha facilidad.
“Es una barbaridad lo que está ocurriendo en la isla, creo que hay que ponerle freno a esta barbarie ecológica”, dijo el ambientalista haitiano Rensené Paul Batiste.
Dijo que contrario a lo que ocurre en su país en República Dominicana, todavía hay una reserva boscosa importante.
“La diferencia se ve del cielo a la tierra cuando se sobrevuela la isla, desde la altura puede ver la parte haitiana que parece un desierto, mientras la parte dominicana se observa el verdor que inspira alegría y esperanza”, indicó.
Batiste dijo que a nombre de la pobreza, sus compatriotas depredaron su país y que ahora están haciendo lo mismo en República Dominicana, sobre todo en la zona fronteriza.
De su lado, Winston Vásquez, presidente del Movimiento Civico-ecológico “Tiempo Verde”, pidió a las autoridades dominicanas que detengan la tala de árboles que ejecutan haitianos en muchas partes del país.
Para Vásquez, los haitianos no sólo están cortando árboles en las comunidades dominicanas cerca de la frontera, sino también en otros lugares más apartados.
Indicó que en Haití casi todo el mundo usa carbón y como ese país ya no tiene árboles, los promotores de esa lucrativa industria, ahora se han desplazado a territorio dominicano a depredarlo y lamentó que nadie pone freno a esa problemática.
La práctica se realiza a todas horas del día y a la vista de militares, inspectores aduanales de Migración y otras autoridades, sin que nadie haga nada para detener la práctica, que viola la ley 64-00 sobre protección al medio ambiente y recursos naturales.
Los arboles son transportados sin ningún tipo de control en carretillas, bajo el alegato de que se han secado y han sido aprovechados por haitianos, dijo por su lado el presidente de la Unión Ecológica del Noroeste, Silverio Rodríguez.
Según personas consultadas por este reportero, el negocio es tan rentable que los haitianos realizan trabajos domésticos y agrícolas en viviendas y fincas de la zona, a cambio de que les permitan cortar las matas, sin importar la variedad.
“Conozco de muchos haitianos que tratan con dominicanos ciertos trabajos a cambio de que se le autorice cortar árboles para llevarlos a su país y convertirlos en carbón y muchos por no rascarse el bolsillo aceptan esa barbarie ecológica”, dijo Rodríguez.
Una vez en su territorio son armados los hornos que luego aparecen los resultados en las principales vías, donde el saco pequeño es vendido a 150 gourdes(moneda oficial haitiana).