Ya no está físicamente entre nosotros el Héroe Nacional Poncio Pou Saleta, uno de los pocos sobrevivientes de la expedición del 14 de junio de 1959, que dio nombre al Movimiento clandestino que surgía desde las entrañas de la nación dominicana, liderado por Minerva Mirabal y otros hombres y mujeres de inolvidable trascendencia histórica en la lucha contra la tiranía trujillista.
Desde siempre nos repetimos, al despedir seres con una vida que ha sembrado paradigmas, que al irse ellos, queda su obra. Eso y más, porque no hay duda de que “la historia es la maestra insustituible de los pueblos. A ella han de acudir éstos cuando quieren conocer las raíces de su destino”.
A Poncio Pou Saleta lo despidieron los dos expedicionarios y sobrevivientes del 14 de Junio, Mayobanex Vargas y Delio Gómez Ochoa, familiares y amigos y con razón afirmó el Presidente de la República, Leonel Fernández, que el combatiente antitrujillista encarnó y simbolizó los anhelos de libertad del pueblo dominicano.
Con banderas a media asta despidió la nación dominicana al héroe y hubo testimonios disímiles sobre su sentido del honor, dignidad y convicciones: un conjunto de valores que le colocaron en el sitio cimero de quienes luchan por las mayorías y resisten hasta las más inimaginables torturas en defensa de esos ideales.
Fernández aseguró que la República Dominicana había perdido un verdadero patrimonio histórico, un verdadero héroe nacional, representado en la figura de Poncio Pou Saleta.
El adiós al combatiente significó un tributo a su trayectoria y a la de todos los que han luchado y continúan haciéndolo por un mundo mejor, posible y verdadero.
