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Sin olvidar a Haití

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Las catástrofes de los últimos años estremecen al mundo y llaman a la solidaridad humanitaria. El ejemplo de Haití, tan cercano en geografía y más, mantiene en vilo a quienes observamos la tardanza de la denominada reconstrucción de ese pueblo. Más allá, Paquistán, con una quinta parte del país bajo agua y millones de personas a la intemperie, hacen que la vista y los corazones se volteen.

Se plantea que en el caso de Paquistán “la respuesta internacional al mega-desastre está siendo irresponsablemente lenta e insuficiente: la ONU ha solicitado urgentemente 460 millones de dólares en concepto de asistencia inmediata, pero apenas el 40% de dicha suma ha sido efectivamente entregada”.

Las imágenes de Haití, aún con el paso del tiempo, no dejan de ser espeluznantes. DominicanosHoy.com publica acerca de las más de 700.000 personas que permanecen en las calles, a quienes hay que darles "agua, comida y todo diariamente".

En Paquistán, las agencias humanitarias advirtieron que sin un incremento inmediato de la ayuda, las víctimas mortales podrían alcanzar cifras escalofriantes.

Los líderes mundiales siguen observando que los tiempos son de acciones, no de más reuniones y cumbres.

Para el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, lo ocurrido en Paquistán es desgarrador: “…nunca he visto nada como esto", dijo. También en Haití, tras el terremoto del 12 de enero hubo expresiones similares y aún cuando corren estos días que ya pasan los siete meses, la recuperación no se palpa y la respuesta internacional en su totalidad, no parece corresponderse con los compromisos y las necesidades reales del deteriorado territorio caribeño.

Llámese Paquistán, Haití, esa África nuestra que continúa subsistiendo en pésimas condiciones, entre tantos ejemplos, la realidad es que los gobiernos del mundo deben manifestar un mayor esfuerzo, tal y como es el llamado de muchas organizaciones del orbe. Porque no hay que olvidar que si la pared del vecino cae, de muchas maneras el hábitat de todos se conmueve: el mundo es uno, incluyendo al necesitado Haití.

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