Siempre he creído que todo debe ser dirigido a un buen final. Veo que mal andan las decisiones en las manos de los hombres. Los del poder hablan de la indexación del combustible. Los que tienen hilos ocultos del poder reclaman y se reúnen con el señor presidente de la República y llegan a un acuerdo. La gran mayoría protesta, alega que es un impuesto más que creara un alza de precio en todo. No le hacen caso.
Lluvias de préstamos que se pagan con los impuestos que nos aprietan como la soga al cuello. Estamos más que empapados de cargas y sabemos que no dejaran de crear más y más. Es la forma fácil de lo que viven sobre alfombras que cubren pisos de mármol resolver sus males que obligan a pagar a los que nada tienen.
Algunos saben cómo dominar los instintos, controlar los sentimientos cuando son acosados con la fuerte, constante voracidad de impuestos. La gran mayoría no domina sus impulsos. Esto es peligroso.
En los despachos y pasillos hay mentes que se violentan, gestos que muestran ausencia de la perfección de la inteligencia, y se creen poseedores de la única verdad, y, la ejecutan; se imponen. Dicen escuchar pero no lo hacen, siguen con la avalancha de gravámenes. Ellos por ahora no lo sienten, olvidan el tiempo y será el llamado bumerang. Cuando los lobos de la inconformidad se sueltan es imposible volverlos a sujetar. Las almas pequeñas no sienten dolor, no pueden sufrir por su carencia de sensibilidad. Lo del otro no les importa, para él los pobres no merecen nada, si continuar exprimiéndolos, así obtienen sus riquezas.
La naturaleza se resiste, no acepta ser empujada, el hombre no puede, no tiene el poder para violar sus sabias leyes. El mismo hombre se hace daño.
Hay una tempestad que aflora cuando la moral ya no soporta más sinrazones.
Los dolores y sufrimientos creados por los atropellos son insoportables.
Insistir, razonar ungidos en la paciencia, no ceder, ser firmes en la defensa de lo natural, no dejarse engañar. Las fuerzas del poder son como la del agradecimiento, ingratas, muy pasajeras. Las malas acciones no son el final, hacer el bien está acorde con la existencia humana, es la esencia de la vida, para eso somos hombres