Cuando asistimos al curso de Comando Naval en el Colegio de Guerra Naval, Marina de los Estados Unidos (1966-1967) en Newport, Rhode Island. Pasamos una buena experiencia. El curso comienza con una presentación que hace cada alumno a cerca de su país. Así comienza una hermandad hermosa para toda la vida.
El capitán de fragata Henry Grote de la Armada de Alemania Fedaral hizo énfasis con una extensa narración del actual Museo de Auschitz, que durante la Segunda Guerra Mundial fue un campo de concentración de prisioneros. Es más que penoso ver las fotografías de esa masacre, una cruel exterminación humana.
Henry nos explicó las torturas y el álbum de tatuajes propiedad de la señora del comandante del campo de concentración. Los prisioneros que tenían tatuajes pasaban por un pasillo, la señora los observaba y al que indicaba, se le extirpaba el tatuaje y después de un tratamiento se le entregaba a dicha señora y ella lo colocaba en su colección.
Varios oficiales nos interesamos en el álbum de tatuajes. Henry nos dijo lo siguiente: si ustedes van a ese museo comprenderán que no se oculta nada de ese salvajismo. Sencillamente es para que las generaciones alemanas conozcan esa barbarie, la repudien y que ese pasado no vuelva a repetirse. Que ese fanatismo de odio asesino contra la humanidad lo cometieron alemanes. Y se está educando con ese ejemplo contra el odio.
Esta triste experiencia alemana me inclina a recordar que en nuestra historia hay páginas dolorosas que deben conocerse con el único fin de que no se repitan las usurpaciones a los derechos naturales del ser humano de las dictaduras de Pedro Santana, Ulises Heureaux y Rafael Leónidas Trujillo Molina.
No olvido que en Taiwán, donde la educación es para prepararse para servirle a la patria. Visité el Palacio del Museo Nacional, donde observé como los estudiantes reciben las clases de Historia Patria con los objetos históricos.
Me pregunto está en el programa del Ministerio de Educación la enseñanza de Historia Patria con explicaciones en el Museo Duartiano y el Museo Nacional. Me permito decirle que soy maestro de historia Naval en la Academia Naval Dominicana y los bachilleres nos saben nada a cerca de Pedro Santana, Ulises Heureaux, Trujillo y los Héroes Nacionales.
Sería de gran utilidad crear el museo: Los Dictadores Dominicanos y que se incluya en la enseñanza de la historia ir a ese lugar a recibir todas las explicaciones como una asignatura necesaria para ser promovido.