El señor Celso Marranzini adeuda a la Autoridad Portuaria Dominicana 49 millones de pesos, suma que se corresponde a pagos por los servicios de sus empresas en el Puerto de Haina.
Por diferentes vías, el exdirector de portuaria José Francisco Peña Guaba gestionó el pago de esa suma sin resultados.
En Haina operan dos empresas de Marranzini, que ocupan parte importe del muelle.
Una vez nombrado administrador de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEE), el señor Marranzini puso en marcha un vigoroso programa de cobro de deudas atrasadas, llegando a amenazar a los que no pagan la energía eléctrica; mientras, en su calidad de productor, distribuidor y vendedor de electricidad se negaba a pagar a portuaria.
Lo que debió hacer el señor Marranzini fue predicar con el ejemplo, pagando los 49 millones de pesos a la portuaria. Fue todo lo contrario, puso en marcha un plan para hacer saltar a Peña Guaba del cargo y logró su objetivo.
Una de las posibles causas de la destitución de Peña Guaba es este enfrentamiento con Marranzini, los navieros y el flamante director del Consejo Estatal del Azúcar, Frank Matos, este último condenado mediante tres sentencias por vender terrenos a terceros que estaban arrendados, entre los cuales portuaria tiene una gran porción.
El productor, distribuidor y vendedor de electricidad no solamente se llevó de encuentro a Josí Frank, sino que, actuando como un agente del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI), presionó al presidente, doctor Leonel Fernández Reyna, para que destituyera a los administradores de Edenorte, Edesur y Edeeste: Rubén Bichara, Lorenzo Ventura y Félix Tavárez, respectivamente.
Esta decisión fue ovacionada por los señores del nuevo orden económico que gobierna la República Dominicana (Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo y FMI), quienes lograron las designaciones de los extranjeros Francisco Leiva Landabur, Eduardo Saavedra y Marcelo Rogelio Silva.
Estamos frente a una descarada intervención económica de estos fiscales, que imponen decisiones acorralando mediante el chantaje al presidente de la República, doctor Leonel Fernández Reyna.
El señor Marranzini forma parte de este equipo que se nutre de los capitales con base a préstamos internacionales, cobrando intereses lesivos al interés nacional.
Ya no se habla de la promesa de Marranzini de acabar con los apagones, sino que se necesita más y más millones de dólares para cubrir los gastos de la CDEEE y las Edes.
Si Marranzini se vendía como eficiente, porque persisten los apagones, el aumento de la tarifa y los abusos contra los consumidores que si no pagan al día, les cortan la electricidad, mientras él se sirve con la cuchara grande, negándose a pagar 49 millones que debe a una institución reconocida por la ley y de gestión gubernamental.
El presidente Fernández Reyna tiene que romper este chantaje nacional e internacional de la electricidad, que busca privatizarlo todo y no solucionar nada.
La antigua CDE y ahora la CDEEE han estado en manos del sector privado y de los organismos internacionales, sin resultados y cuando estas dependencias pertenecen al gobierno funcionan mejor. Pregunten si la gente demanda que regrese Radhamés Segura, satanizado por el sector privado. Pregunte si los sueldos de los funcionarios actuales no son más altos que los anteriores. Pregunte si a los nuevos administradores les pagarán en dólares o pesos dominicanos.
Basta de engaños.
Que se hagan las cosas como deben ser y que Marranzini pague los 49 millones.
Si él no paga está descalificado para cobrar.
Que informe mostrando las facturas como vende la electricidad de su empresa y si paga el consumo de estas.
No es justo, tiran piedras a los más chiquitos.
Cuentas claras, Marranzini.