“La vagancia es el taller del diablo y de ahí no sale nada bueno”. A estas conclusiones llegó Amable Peralta, quien a sus sesenta años observa con nostalgia y tristeza la falta de oportunidades en que viven los jóvenes del populoso sector Los Mameyes de Santo Domingo Oeste.
El escenario deprimente en que habitan los jóvenes de Los Mameyes se caracteriza por la deserción escolar, producto de la carencia de aulas, alto índice de delincuencia debido a las pocas facilidades de empleos y al consumo de sustancias prohibidas.
Ante esas condiciones, la población juvenil vislumbra un futuro incierto que sólo podría cambiar si las autoridades competentes asumen sus responsabilidades de construir generar más empleo y construcción de aulas y canchas deportivas.
Pero, la negligencia del gobierno no sólo perjudica a los jóvenes, sino también a todos los residentes de la barriada, ya que los constantes tiroteos entre bandas por el dominio de los puntos de drogas mantienen en vilo a los lugareños.
La señora Rosa Martínez, madre de cuatro hijos, narró con angustia que al hijo mayor le dieron dos balazos para quitarle su motor cuando regresaba del trabajo, a las seis de la tarde, por lo que no hay discriminación de hora para atracar.
Otro problema que preocupa a los munícipes son los basureros improvisados que aparecen en cualquier calle del sector, incluso en la acera del centro educativo Celina Pellier, lo que incentiva la proliferación de ratas y constituye un foco de contaminación ambiental.
La dirigente de la Junta de Vecinos Paz y Bien de Los Mameyes, Glennys
Trinidad, comentó que han acudido en reiterada ocasiones ante el alcalde Juan de Los Santos, a fin de solicitarle un vigilante que impida esa acumulación de basura frente a la escuela; pero, aún no han recibido respuesta.
Explicó que esa situación provoca que los estudiantes y los feligreses, por no pisar los desperdicios, caminen por la calle a expensa de ser atropellados.
Deficiencia energía eléctrica
Los Mamayes no escapa al castigo de las generadoras y como consecuencia recibe entre 10 y 14 horas de apagones diario, lo que paraliza la economía de los pequeños y escasos negocios que funcionan en el lugar.
Un ejemplo palpable de la pérdida que provocan los apagones es el de Eugenio Pérez, quien tiene un taller de ebanistería con el que mantiene a su familia, pero como nunca hay luz eléctrica, los trabajos se les atrasan y tiene que hacer de limpia botas para llevar algún dinero a la casa.
Asimismo, la dueña de un salón de belleza, María Santos, expresó que su posición es aún peor, puesto que para poder ofrecer sus servicios necesita tanto de la luz como del agua y en el barrio si una no existe, tampoco se consigue la otra.
Otras características que identifican a la referida barriada son calles estrecha convertidas en callejones con casitas apiñadas, en la que apenas puede cruzar un vehículo y lo que ha ocasionado serio problemas para los residentes que a veces no quieren cederse el paso.
Ante tantas complicaciones, los residentes del sector hicieron un llamado a la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas y Estatales (CDEEE), para que reduzcan las horas de apagones, asimismo, exigieron a Juan de los Santos para que termine de construir la cancha que prometió en campaña y que todavía está abandonada.
¿Habrá, finalmente, soluciones para Los Mameyes? Su población merece una vida mejor donde no existan vagancia, ni abandonos, esos que como “taller del diablo”, conspiran contra su seguridad y armonía.