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Los niños

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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El ambiente está contaminado de muerte, sangre y llanto. Septiembre es el mes de la familia, pensemos en los niños haciendo frente a la barbarie.

Son muchos los dominicanos que producto de la violencia y por motivos diferentes a diario caen en cualquier punto de nuestra geografía.

Los padres, los catequistas, los que producen programas infantiles de radio y televisión, los que trabajan con niños, niñas y adolescentes de la calles deben pronunciarse en este sentido, porque la ola violenta que sacude al país afecta de forma directa a los chiquitines.

Luchemos por erradicar de nuestros medios la violencia.

No seamos insensibles e impotentes ante tanta masacre. Está bueno ya de tanta violencia. Alejemos a nuestros niños de los medios que colocan comics y películas violentas.

Aprovechemos el momento para conversar con nuestros hijos. Este es el tiempo estratégico y la hora perfecta para cuidar de ellos, pero primero, retirémoslos de la violencia y de la sangre que presenta la televisión.

Los niños son los que en el presente dan sentidos a nuestras vidas y los que en el futuro darán frutos al mundo.

Enseñémosles hoy a los niños el camino correcto. Instruyámoslos sobre la base del hombre nuevo.

Corrijámoslos con amor, con enseñanza, con palpables ejemplos. A Diario revisemos sus tareas escolares, demos seguimiento al curso de sus estudios y jamás le estrujemos errores y defectos.

Premiemos en público sus logros y buenas acciones y a solas, los yerros cometidos.

No enviemos a nuestros niños al colmado a comprar cigarros y bebidas alcohólicas. Capacitémonos para educarlos en la paz y en el compromiso con sus amiguitos de aula y del barrio.

Alejemos a los niños de todo lo que significa peligro y violencia, no permitamos, los mayores, que un grande abuse inmisericordemente de un pequeño.

No aplicamos maltratos a los chicuelos apeándolos de la silla para dársela a uno más grande, no discutamos en su presencia, no lo enviamos sin comer, sucios y desaliñados a la escuela y no le peguemos para descargar nuestra rabia, porque perdimos en el juego.

Aunque observemos a nuestros niños sanos, llevémoslo periódicamente a la consulta con el pediatra, porque el especialista siempre tiene algo que decirnos y recetarnos.

Los niños son niños cuando hacen cosas de niños, juegan, se bañan y estudian.

Nunca le demos participación en conversaciones de los grandes.

Todos tenemos el sagrado compromiso de propiciar a los niños una vida digna y decorosa.

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