Definitivamente la sociedad dominicana vive en un estado preocupante de inseguridad, que ha obligado a las familias, barrios, pueblos y sectores a tomar medidas para evitar ser incluidos entre los números de las crecientes cifras de víctimas que al paso del tiempo se han venido contabilizando como consecuencia de la creciente ola de delincuencia que afecta al país.
Ese temor que se ha apoderado de nuestros compatriotas, lo hemos podido observar en diversos sectores de la ciudad capital y comunidades del interior del país, donde los propietarios de casas han tenido que realizar cuantiosas inversiones en sistemas de seguridad y negocios como colmados, compraventas y farmacias, se han valido de estructuras metálicas para protegerse de los delincuentes.
Muchas de estas familias y propietarios de negocios, ya han sido víctimas de la ola de delincuencia e inseguridad que vive la Republica Dominicana, y los que no lo han sido, han presenciado en sus alrededores la ocurrencia de un hecho de esta naturaleza, ya sea porque le haya ocurrido a un pariente o vecino cercanos.
Precisamente me llamó poderosamente la atención de algo que presencie en el sector la Fuente del Distrito Nacional y en una Urbanización del Municipio Santo Domingo Norte, muy próximo a la avenida Charles de Gaulle, donde los dueños de un colmado y de una farmacia respectivamente, tienen sellados con barrotes de hierros el interior de esos negocios, por temor a ser atracados por supuestos compradores que se presentan a esos lugares a adquirir productos y terminan siendo delincuentes que a punto de pistolas les arrebatan todo lo que hacen durante el día.
Se trata de lugares que se encuentran amparados dentro del mata de Barrio Seguro, pero al parecer los dueños de negocios y los ciudadanos que residen en ellos, no se sienten seguros con la protección de las autoridades que deben prestar seguridad a los mismos, o ciertamente no perciben la presencia de esas autoridades, que al decir del Ministerio de Interior y Policía lo tienen todo controlado.
Los asaltos y asesinatos a manos armadas que han ocurrido en distintos puntos del país, así como los secuestros que se vienen produciendo frecuentemente, contra ciudadanos indefensos, para quitarles lo poco o mucho que consiguen con su esfuerzo para llevar el pan de cada día a sus familiares, son muy preocupantes y demandan una acción inmediata de quienes tienen la obligación de combatir ese mal y de la sociedad dominicana en su conjunto.
Se necesita y se urge de que tanto gobierno como gobernados participen de una cruzada contra la inseguridad y la violencia, que evite que la Republica Dominicana acabe por perder su quietud y se convierta en un Juárez Mexicano, como de manera reiterada se ha venido pregonando en los últimos meses.
La inseguridad se trata, sin lugar a dudas, de un mal que cada día crece y cobra más fuerzas en el seno de la sociedad dominicana, producto de múltiples factores, que no vienen al caso analizar en estos momentos, pero que sí, tienen que ser evaluados y ponderados por las autoridades para poder llevar a cabo la cruzada que estamos planteando.
Uno de esos factores, y que consideramos podría ser el primordial, tiene que ver con el deterioro en que se encuentran muchas familias dominicanas, producto de los valores que han ido desapareciendo en nuestra sociedad, donde el hombre, ha pretendido imponerse a ellos, por el afán de lucro y poder, sin tomar en cuenta los medios para alcanzar esos objetivos.
De hecho, la inseguridad y la violencia, no debemos combatirla con esos mismos métodos, sino con el estudio de sus causas y la forma de buscar soluciones a las mismas, tales como las de crear fuentes de empleos dignos y retomar los más sanos y valiosos valores que se han perdido en nuestra sociedad.
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