Investigadores de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill (Estados Unidos) han descubierto una variante genética que podría proteger frente al alcoholismo. Su estudio se publica en la edición digital de la revista ‘Alcoholism: Clinical and Experimental Research’.
La variante, en un gen llamado CYP2E1, está asociada con la respuesta de la persona al alcohol. Para entre el 10 y el 20 por ciento de las personas que poseen esta variante, las primeras bebidas les dejan más ebrios que al resto de la población, que alberga una versión diferente del gen.
Estudios previos han mostrado que las personas que reaccionan con fuerza ante el alcohol son menos propensas al alcoholismo en años posteriores de su vida pero se desconocía la base genética de este descubrimiento. El descubrimiento del papel de CYP2E1 desvela un nuevo mecanismo sobre cómo las personas perciben el alcohol y cómo el alcohol afecta al cerebro.
Según explica Kirk Wilhelmsen, responsable del estudio, "hemos descubierto un gen que protege frente al alcoholismo y, además de ello, tiene un efecto muy fuerte. Pero el alcoholismo es una enfermedad muy compleja y existen muchas razones por las que la gente bebe. Esta podría ser sólo uno de los motivos".
Los investigadores reunieron a cientos de parejas de hermanos en edad universitaria y con al menos un padre que era alcohólico. Primero proporcionaron a estas personas una mezcla de etanol y soda que era equivalente a tres bebidas. Después les pidieron a intervalos regulares que contestaran una variedad de cuestiones sobre lo que el alcohol les hacía sentir sobre si se sentían o no borrachos o adormilados.
Después los investigadores realizaron análisis genéticos en la región genética que parecía influir en cómo percibían los estudiantes el alcohol. El gen CYP2E1 ha sido del interés de los investigadores sobre alcoholismo debido a que codifica una enzima que metaboliza el alcohol. La mayoría del alcohol del organismo en realiza es metabolizada por otra enzima, la alcohol dehidrogenasa, que funciona en el hígado.
Pero CYP2E1 no funciona en el hígado sino en el cerebro y lo hace de forma diferente a otras enzimas al generar pequeñas moléculas llamadas radicales libres que pueden ser reactivas y bastante nocivas para estructuras sensibles como las células cerebrales.
"Resulta que una versión específica o alelo de CYP2E1 hace a las personas más sensibles al alcohol y ahora exploramos si es debido a que genera más de estos radicales libres", explica Wilhelmsen. Según apunta el investigador, el descubrimiento es interesante porque apunta a un mecanismo totalmente nuevo sobre cómo percibimos el alcohol cuando bebemos.
"El modelo convencional señala básicamente que el alcohol afecta a cómo los neurotransmisores, las moléculas que se comunican entre las neuronas, realizan su trabajo. Pero nuestros descubrimientos sugieren que esto es incluso más complejo que eso", concluye Wilhelmsen.
En el futuro, los fármacos que inducen CYP2E1 podrían utilizarse para hacer a las personas más sensibles al alcohol antes de que tomen su primera copa, o incluso ayudarles a recuperar la sobriedad cuando han tomado demasiadas. Pero Wilhelmsen piensa que el aspecto más importante es que se pueda cambiar la perspectiva utilizada para estudiar los fundamentos del alcoholismo.