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Pasados los sobresaltos

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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El vuelo de American que haría la ruta Miami-Quito, experimentó dos percances: después del abordaje se mantuvo una hora y veintitrés minutos en pista aguardando autorización para el despegue por la repentina entrada de una ventosa que produjo un cierre parcial de las operaciones aéreas, y al llegar a Quito, estuvo casi una hora sobrevolando en los alrededores del aeropuerto Mariscal Sucre, esperando autorización para el aterrizaje porque otro fenómeno natural lo impedía.

Hizo tres intentos por posarse sobre pista, pero los vientos lo impedían, hasta que la torre de control ordenó que se fuera a aterrizar en Guayaquil, donde permanecimos 40 minutos encerrados hasta que se nos informó que esa noche tendríamos que pasarla en la hermosa capital del Guayas, porque la tripulación ya estaba sobrepasada de las horas de vuelo permitidas.

En vez de llegar a la ciudad fundada entre montañas por Gonzalo Pizarro, el hombre que acumuló más poder en Sudamérica, antes de ser superado por Simón Bolívar, llegamos a los que fueron los dominios de Francisco de Orellana, donde sólo nos aguardaba el tedio. Al día siguiente llegamos a nuestro destino, para empezar a cumplir la agenda, que incluía un city tours, y es en esa actividad que nos sorprende la insubordinación de todos los regimientos policiales contra una ley de servicio público que mutilaba reivindicaciones que consideraban irrenunciables.

Pero Ecuador está gobernado por un economista guayaquileño que con frecuencia se desentiende de su sólida formación para actuar como un ser en estado natural. Antes de protagonizar esta refriega que lo llevó a poner el pecho en el Regimiento Quito número uno, y que hizo que adquiriera connotaciones de golpe de Estado lo que no tuvo esa orientación, ha protagonizado otras bravuras.

En un recorrido de campaña, un individuo le vociferó algo que él entendió insultante, y se lanzó del vehículo a corretear al oponente, quien se evadió atravesando un taller de mecánica, y tras él el presidente, que si su seguridad no es ágil, se desnuca al resbalar con la grasa.

El caso es que el día de la rebelión policial el horno no se puso para galletitas y resultó angustioso aguardar por el desenlace. Al amanecer siguiente, se restauró la normalidad.

La noche que siguió a los disturbios me fui a cenar a la plaza Mariscal Foch, y en la cava de una elegante vinatería me encontré con lo más parecido a un premio: una botella de Marqués de Griñón Dominio de Valdepusa Syrah 1999, observé el precio, que me lució cómodo, y en las consultas que hice a través de la Internet me percaté que hasta el 2010, estaba en condiciones perfectas.

Es el tercero de los vinos que me topo de la lista de los 1001, que Neil Beckett y Juan Manuel Bellver recomiendan probar antes de morir. La variedad syrah del 1999 fue antológica, y Marqués de Griñón es de los mejores. Degustamos otros vinos, mientras el estelar se ponía en condiciones… Y es que por 40 euros, hay escasas posibilidades de un obsequio tan exquisito para los sentidos.

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