Guatemala es conocido como el país de la eterna primavera. Su clima templado y su naturaleza exuberante lo convierten en el lugar ideal para conjugar en un mismo viaje aventura, cultura y relax.
Las cuevas de Lankin o Candelaria, las cataratas en Semuc Champey, las lagunas de Ipala y Güija, sus reservas ecológicas, los rápidos del río Cahabón para los amantes del rafting, son sólo una parte de todo lo que ofrece al visitante. Porque, además, alberga la mayor cantidad de parques arqueológicos de la región maya, rodeados por el alboroto de su flora y fauna.
Ubicado en el corazón de América Central, limita al oeste y al norte con México, al este con Belice y el mar Caribe, al sudeste con Honduras y El Salvador, y al sur con el océano Pacífico.
En su capital, Ciudad Guatemala, se reúnen el espíritu cosmopolita de las grandes urbes y la tradición, que se disfruta caminando por el Centro Histórico, donde se encuentran la catedral, los museos y edificios centenarios.
A pocos kilómetros se levanta Antigua Guatemala, ícono de la herencia hispánica colonial. Situada en un valle rodeado por tres volcanes y montañas cubiertas de cafetales, debido a su historia y su belleza fue declarada Patrimonio de la Humanidad. Escenario de tradiciones culturales y religiosas que se despliegan a cada paso, sus calles empedradas y sus construcciones dan rienda suelta a la magia de un pasado que resulta más presente que nunca.
Pero donde la cultura maya se muestra más arraigada es en el altiplano. Volcanes, bosques interminables de pinos, la región occidental une el origen precolombino con las costumbres hispánicas. Es el entorno ideal para el ecoturismo. Imperdibles, el lago Atitlán y el mercado de artesanía de Chichicastenango.
Al norte, el departamento de Petén es considerado, debido a sus reservas naturales que albergan a cientos de especies animales y vegetales, el pulmón de la región. Su magnetismo no termina ahí, el Parque Nacional Tikal, también Patrimonio de la Humanidad; Yaxhá, antiguo centro ceremonial; el observatorio astrológico Uaxactún; Ceibal, a orillas del río La Pasión, Aguateca, al sur de la laguna de Petexbatún, son sólo algunos de los escenarios del devenir de la civilización maya que se pueden recorrer.
El Caribe verde, donde se destaca el Castillo de San Felipe, construido para evitar que los piratas ingleses pisaran suelo guatemalteco, es una opción para tomarse un descanso. Mientras las extensas playas del Pacífico, ideales para la práctica del surf y la pesca del pez vela, región que también está coronada por construcciones arqueológicas, son una más entre todas las ofertas de este país, que cuenta con todos los ingredientes para convertirse en un destino que despierte el espíritu inquieto de los turistas.