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No tenemos la menor duda de que las decisiones no han dado buenos resultados, todo va a la deriva. Los marinos decimos, el sistema de control de avería no funciona correctamente, al no corregir el mal. Lo sabíamos, ya no somos clase media, los golpes de la carestía de la vida, continúan empobreciendo. El ministro de Hacienda, Vicente Bengoa, sale al frente: el gobierno sólo tiene dinero para los salarios y otros gastos indispensables y agrega el 2011 será de grandes dificultades para el gobierno y puede tornarse muy delicado.
¿Qué sucedió? Oigo y quiero creer al fin se está claro, los expertos en economía fallan en los cálculos, no les alcanza el dinero. Mejor dejarlo ahí.
La gran diferencia está en que los que crean los males, no lo sufren, siguen el disfrute de los beneficios de su posición. El pueblo es la víctima. Al momento de mover el bolígrafo oigo la noticia de que cuesta más el galón de gasolina, son golpes que no llegan a las jeepetas con escolta. Sí estoy agradecido de Dios que no vivo la noche oscura del espíritu, no importa que nos empujen por un camino tortuoso, espinoso, de educación más deficiente, salud precaria y ausencia de seguridad. Un día el horizonte de la vida rasgará el cielo y nos permitirá de nuevo ver el sol. Lo que no podemos conseguir por nosotros mismos, lo haremos sacando de la fe de que no estamos solos, somos hijos del amor de Dios.
Nos urge un cambio y me inclino a trazar un derrotero por el camino del espíritu de bien de la nación, de una cauta acción basada en la sanidad moral, más bien una movilización de la capacidad de sacrificio, de la resistencia templada e iniciativa con visión de honestidad nacionalista.
Un accionar de las fuerzas revitalizadoras de la juventud que ya conoce el camino de la no violencia ungido en reclamos justos. Esa generación que ya se ha expresado con su dinámica deseosa de una visible, sin macula vigencia moral. Tengo gravado en la mente el hermoso espectáculo en la plaza de “La Lira” contra la cementera en Los Haitises. Juventud consciente, valiente en la justa razón.
Ser capaces de prever la naturaleza de los cambios futuros, que puedan emplear la imaginación en formular los nuevos sistemas con la verdadera vida de dignidad. No permitir la moral hipócrita y la camaleón con su transfuguismo, nepotismo y peculado.
La vejes aconseja creer en la función específica de la juventud, es la de un agente revitalizador moral que sirve para adaptarse sin reserva a las circunstancias cambiantes o del todo nuevas. Que la acción se transforma en función.
Hay muchas ideas, actividades latentes que permanecen sin aplicarse. Lo vivido, la experiencia, indica que todo el pensamiento como la emoción y el sentimiento sólo llegan a ser socialmente importantes si se entregan en alguna forma.
Es menester escoger y tener siempre ante nuestros ojos a algún hombre virtuoso a fin de vivir como si nos viese y de obrar como si nos contemplase. Me detengo, las neuronas presentan el precepto del sabio Epicuro: quien nos impone un vigilante y un maestro, y no sin razón, ya que una gran parte de los males se evitarían si los perversos tuvieran testigos.
El autor es vicealmirante retirado de la Marina de Guerra
