El narcotráfico es una multinacional del crimen organizado.
Para sus actividades delictivas tiene una estructura organizativa-
El capo de todo capo, es una figura de la sombra porque nadie lo conoce, sea el contacto que imparte las órdenes de movilización de los cargamentos, el almacenamiento, pago de los mismos, cobros dejados de pagar, militares, policías, funcionarios gubernamentales, autoridades judiciales, periodistas, abogados, jueces y en fin, todo lo que se necesita para alcanzar sus objetivos.
En 1985, la revista The Economit establecía que anualmente, solamente en el Caribe ingresan 50 mil millones de dólares provenientes del narcotráfico, y que mil millones eran destinados para pelear y corromper a agentes de la autoridad en los países puentes y República Dominicana, era un objetivo.
Recientemente, el presidente de la República Dominicana, doctor Leonel Fernández Reyna, llamó la atención en la Asamblea General de las Naciones Unidas, que el narcotráfico maneja 500 mil millones de dólares.
Los Estados Unidos de Norteamérica tiene 24 millones de adictos a las drogas que gastan 125 mil millones de dólares al año. El poder económico del narcotráfico sobrepasa el flujo de capitales de la economía formal.
Uno de los grandes narcotraficantes de Colombia, Pablo Escobar Gaviria, ocultaba grandes cantidades de millones de dólares en las llamadas caletas construidas en la selva. Inspeccionando una de ellas, Pablo fue testigo de los daños causados por la humedad y los ratones que se comían los billetes. Es entonces, que surge la idea de blanquear o lavar el dinero iniciándose una carrera de construcciones lujosas en Medellín, aperturas de tiendas, supermercados, oficinas de bienes raíces, hoteles, venta de carros, redes de supermercados, fincas, compañías de taxis, de seguridad, en candidaturas para alcaldes, diputados, autoridades municipales y la presidencia de la República.
El imperio de Escobar Gaviria lo tuvo todo, lo desafió todo, enfrentó a todos, incluyendo a su rival, el cartel de Cali bajo el fuego de los cañones, el terrorismo, los asesinatos y la violencia. Fue tal su agresividad que asesinó periodistas incluyendo directores de periódicos, de radio y televisión.
El cartel de Cali, liderado por los hermanos Rodríguez Orejuela, conociendo el poder de los medios de comunicación y los periodistas, reiteraban a sus hombres que nunca agredieran, ni asesinaran a un periodista, que no es negocio porque ellos se unen teniendo el poder de la opinión pública.
Bajo la dinastía sangrienta de Escobar Gaviria cayeron asesinados más de 128 periodistas. Pablo murió como vivió, bajo el fuego de las armas y los periodistas colombianos sobrevivieron demostrando coraje, firmeza y sacrificio.
Surge la noticia oficial de la Policía Nacional de que tres sicarios abatidos en enfrentamiento “se disponían a matar a personalidades que combaten el narcotráfico”.
Los narcodelincuentes que murieron en los enfrentamientos son Antonio Ramírez Castro, Basilio Pérez Cuevas o José Pérez Cuevas.
Según Diario Libre, citando a una fuente, “estos individuos ejecutarían a figuras públicas, que se han opuesto públicamente al narcotráfico”.
Esta información ha producido inquietud entre los periodistas de vocación, que actúan a cambio de nada, que no sea el deber cumplido de combatir el narcotráfico por los efectos nocivos que causa en la sociedad.
La situación es tal, que el presidente del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), por el cúmulo de llamadas de periodistas preocupados por la situación ha solicitado una reunión urgente con el jefe de la policía, Mayor General José Armando Polanco Gómez, y entiendo que una vez enterado de esta solicitud, el encuentro se producirá.
Es importante que Polanco Gómez escuche a Aurelio Henríquez, presidente del CDP. Es mejor prevenir que lamentar. Si estos sicarios muertos tenían esa supuesta lista y estos estaban vinculados al atentado contra Jordi Veras Rodríguez, es para que la jefatura de la policía, el Procurador General de la República y el propio Presidente de la República, doctor Leonel Fernández Reyna, actúen. Urge que se produzca esta reunión canalizada por medio del Relacionador Público, general Nelson Rosario y que no se deje lo que se puede hacer hoy para mañana, porque en el presente caso podría ser muy tarde.
De más está decir que quienes combatimos el narcotráfico en lo que el hacha va y viene, tomemos nuestras medidas de seguridad, y que Dios nos proteja en lo que viene la ayuda de la autoridad, que en ocasiones llega cuando se levante el cadáver.
Por suerte, el Mayor General Polanco Gómez es un gran amigo de los periodistas y trabaja por una policía preventiva eficaz, no de aguaje y movimiento, que es lo que abunda en un reducido grupito que siempre medra en la cercanía de los jefes policiales, y no son todos, sino algunos que se conocen y que otros definen por el comportamiento aislacionista en que colocan a los jefes de la uniformada, sin que ellos se den cuenta, porque si no anuncian que está presente en el antedespacho, el jefe no se puede enterar y temen a lo que puedan decir esas personas.
Esa es la realidad en el antedespacho de todos los jefes de la policía y las jefaturas militares: eso no puede seguir así.
El CDP, por los canales correspondientes de la policía, pide ser escuchado sobre los periodistas que están en la lista de los sicarios.