Nuestro padres nos instruían es un decir que tiene su gran verdad, que no existen niños delincuentes, solamente existen padres delincuentes.
Crecimos ejerciendo respeto a los hermanos mayores y a todos los padres. Los policías municipales nos atraían; el policía escolar señor mañana y el tráfico Goyo eran nuestros cariñosos protectores. Obedecíamos en silencio, sus hijos eran nuestros compañeros de escuela y jugar pelota. Era de gran alegría ir los muchachos del barrio a nadar a la playa con el policía Mañana los domingos en la tarde.
Hoy, hay bandas de asesinos, atracadores, drogadictos, todos menores de edad victimas del descuido paterno. Son huérfanos con padres vivos.
En el año 1950 yo iba a leer a la Asociación de Jóvenes Católicos, en la avenida Biscayne, Miami, Florida. Me llamó la atención una circular publicada por el Departamento de Policía de Houston, Texas, Estados Unidos. La traduje al idioma español, para ponerla en práctica cuando fuera padre.
Este documento entró a mi espíritu cuando yo tenía 23 años de edad, Hoy a los 83 al despertar y conversar con Dios, lo recordé sintiendo estímulo de entregarlo y obedezco. Han pasado 63 años. Sólo puedo afirmar que es de gran apercibimiento y advertencia.
PARA LOS PADRES COMO HACER DE UN HIJO UN DELINCUENTE
Doce reglas fáciles de cumplir
Comenzar desde la infancia, a conceder al niño todo lo que desea. De ese modo el niño, conforme va creciendo, desarrolla en sí la convicción de que el mundo tiene la obligación de darle todo lo que precisa para vivir.
Cuando usa un lenguaje incorrecto, celebra regocijadamente su audacia. Eso le hará pensar que es agudo y ocurrente.
No darle ningún tipo de educación espiritual. Esperar a que tenga 21 años y entonces que él decida por si mismo sobre ese particular.
Evite el uso de la palabra “mal hecho”. Eso puede crear en el niño un complejo de culpabilidad. Ese proceder de usted condicionará al niño para que más tarde, cuando se le arreste, por haber robado un coche, piense que la sociedad está en contra suya y que está siendo perseguido.
Recoja todo lo que el niño deja tirado y en desorden por la casa, libros, zapatos, vestidos. Haciendo usted eso le hará al niño un experto en descargar responsabilidades en los demás.
Permítale leer todo lo que cae en sus manos. Tenga mucho cuidado en que la vajilla que usa y los vasos que bebe estén esterilizados, pero deje que su mente se nutra de basura e inmundicias.
Tenga frecuentes altercados con su esposa delante de los niños. De ese modo, ellos no sufrirán ningún choque psicológico cuando vean, más tarde, que su hogar se deshace y desaparece.
De a su hijo todo el dinero que desea para gastarlo. No consienta que él trabaje para ganar dinero. ¿Por qué va él a tener que ganarse con su esfuerzo las cosas , como usted las ha ganado?.
Satisfaga todas sus ansias de alimento, bebidas, y confort. Triste de que todas sus apetencias sexuales se vean satisfechas. El exhortarle a la abstención y moderación puede llevarle a una nociva frustración.
Póngase siempre de su parte cuando se enfrente con los vecinos, los maestros o la policía, pensando que todos ellos están predispuestos en contra de su hijo.
Cuando su hijo se vea implicado en problemas, tranquilizaos a vosotros mismo diciendo “no hay nada a nuestro alcance, que podamos hacer por él”.
Preparad a nuestro hijo para una vida de disgusto y fracasos, y lo tendréis también vosotros.
El autor es vicealmirante retirado de la Marina de Guerra