El senador oficialista José Rafael Vargas calificó como “desequilibrado” el proyecto de Presupuesto General del Estado para 2011, aprobado con urgencia por el Senado en dos lecturas consecutivas y menos mal que hay voces que interpretan lo que la mayoría desearía decir porque, en verdad, esta aprobación “no muestra, ni sintetiza lo que son las aspiraciones y expectativas de una sociedad que está reclamando que los recursos vayan, donde realmente se necesitan”.
También hubo otra voz reconocida, la de Julio César Valentín, identificado absolutamente con que se entregue el cuatro por ciento para la educación, e incluso más, según afirmó, con la advertencia de que “hay muchas cosas que revisar en el Gobierno, como el manejo discrecional de recursos en muchas instituciones…”. Y aquí salió a relucir lo que es una verdad de Perogrullo: mientras en otros países, los funcionarios sólo tienen asignado un modesto vehículo, aquí se caracterizan por andar en uno, o más de lujo.
¿Cómo pensar entonces en ofrecer a la educación y la salud en el país lo que estas requieren? Rafael Vargas insistió en que “hay obras en el Presupuesto que no tienen carácter prioritario y que bien pudieran desarrollarse en varios años, pero hay otras que no esperan más".
Según se ha planteado, el Presupuesto de 2011 asciende a RD$390 mil millones, elaborado en base a una tasa de inflación promedio de 4.50% y resulta burlesco pensar en poder destinar el 30 % de los excedentes, “en caso de que se produzcan”, a la Educación. ¿Cuáles excedentes? ¿De dónde saldrán? ¿Hasta cuándo se subordina y pospone lo que debía ser primero que todo para la nación dominicana y su desarrollo inmediato y mediato?
Sin duda, como el pasado lunes amarillo del 6 de diciembre, el país tendrá que continuar vestida del color que acompaña estos tiempos de convocatoria a favor de la causa educativa. Una vez más: las voces populares deben escucharse por tributo y respeto a la dignidad misma.
