Los funcionarios que se han empleado en la tarea de promover la reelección del presidente Leonel Fernández, aún a sabiendas de que está expresamente prohibida por la Constitución vigente, cargan con una gran cuota de responsabilidad en el deterioro por el que atraviesa la imagen del mandatario.
Ellos han propiciado que cualquier entendimiento con la sociedad que tenga como única garantía el empeño de la palabra del presidente, sea insuficiente para saldar un reclamo.
Las ideas que han estado proyectando constituyen el peor homenaje que se le pueda tributar a un líder democrático del siglo XXI. ¿Qué cosas han estado metiendo en la cabeza de los dominicanos, sobre todo en sectores pensantes, como la clase media, que ha estado confrontando al Gobierno por el tema del presupuesto educativo?
1-Que no cumple los pactos. Suscribió un acuerdo con el ingeniero Miguel Vargas Maldonado, para evitar la jubilación política a que se exponía con la Constitución anterior, y el espíritu fundamental de ese entendimiento fue la eliminación de la reelección consecutiva, que tan nefasta ha sido para el desarrollo institucional.
2-No respeta la Constitución, su constitución, que en el artículo 124 no deja escapatoria para la duda: “El poder Ejecutivo se ejerce por el o la Presidente de la República, quien será elegido cada cuatro años por voto directo y no podrá ser electo para el período constitucional siguiente”.
3-Coloca sus ambiciones por encima de los intereses de su partido y los de la sociedad. Sabe que es una empresa aventurera y expuesta al fracaso, pero la emprendería.
4-Planea un golpe constitucional, que es lo que comunican cuando sugieren que integrará un Tribunal de Garantías Constitucionales que propicie una interpretación chapucera de la Constitución.
¿Qué han logrado con la promoción de esas ideas? Desdibujar esta imagen de líder conceptuoso y prudente que el electorado ha aquilatado, lo que explica que en las últimas evaluaciones de Latinobarómetro, haya dejado de figurar en el club de los gobernantes más populares, y que las encuestas de los últimos meses, evidencien el deterioro de su imagen.
Ellos han logrado que Leonel Fernández se mantenga en el centro del conflicto y sea el foco de irritación por las inconformidades acumuladas en la población.
Si en vez de ser presentado como alguien capaz de llevarse el mundo por delante por la ambición de poder, fungiera como árbitro, su popularidad seguiría alta, y formulando ofertas como la que hizo a la Colación por una Educación Digna, no expusiera al fracaso.
Es lo que ha ocurrido en América Latina con todos los presidentes que han dejado clara la idea de no reelegirse más allá de los que la Constitución de su país prevé: han crecido en popularidad y en imagen.
Los promotores de la reelección son los responsables de que la sociedad crea que el presidente no es sincero al hablar de combate a la corrupción, y no tiene compromiso con la educación; que se crea que busca censurar los medios, cuando se trata de ampliar el marco regulatorio; y de que los sectores que acuden ante él lo hagan con el prejuicio de que van a ser engañados.